lunes, 16 de febrero de 2015

Whiplash

Lo que más me llama la atención en Whiplash (2014) son esos otros escenarios y personajes fuera del conservatorio de música, los que son escasos y, además, los pocos que hay serán obstruidos. El director Damien Chazelle está decidido a agudizar la obsesión de su personaje principal por la música. Andrew (Miles Teller), baterista empedernido, literalmente parece vivir en su propio mundo, y cuando existe algo que parece atentar o poner en riesgo su rutina, él (instantáneamente o a plazo moderado) se revela. Se nota en la escena durante un convite familiar; en principio dejando ser subestimado por los demás para luego afilar las garras y defender su honor. Está también en su fugaz relación con una joven, quien al igual que él es cohibida por el mundo (aunque aquí claramente vemos la diferencia entre ser cohibido y ser fruto de la misantropía justificada). La separación será abrupta, fruto de la obstinación personal del músico. Más adelante, su intento por enmendar las cosas será infructuoso. Él es un destinado a no fraternizar con lo demás.
Chazelle parece frustrar todo intento de su protagonista por querer generar apatía con su alrededor. La misma relación con su padre parece cercana pero a la vez distante. Andrew es una suerte de antihéroe que genera tanto admiración como disgusto. No hay lugar para decir que Andrew en su camino se hará de amigos, sino todo lo contrario. Claro ejemplo estará en su relación con ese otro personaje incorregible. Terence Fletcher (J. K. Simmons), profesor del conservatorio en donde se instruye Andrew, de la misma forma que el estudiante será intransigente respecto a los que atenten contra su usanza. Whiplash es la historia de dos personajes que se admiraron en secreto pero que las circunstancias los obligaron a ser contrincantes. Es el aprendiz y el instructor enfrentados. Cada uno consciente de sus capacidades. Ambos se convertirán al final en rivales. Fletcher tan tiránico cual instructor militar, Andrew tan enérgico por su condición de prodigio; serán vehículos impulsados por su propio orgullo.

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