miércoles, 1 de junio de 2016

VII Al Este de Lima: Dheepan

El drama social en el cine de Jacques Audiard es una constante. Sus historias en tanto retratan a personajes sobrellevando una identidad que le es antagónica en relación a su historial o su actual realidad. En De latir, mi corazón se ha parado (2005) un hombre intenta retomar su talento innato para el piano mientras intenta sacudirse de su violento oficio. En Un profeta (2009) un sumiso joven comienza a aclimatarse en la prisión mientras cumple su condena. En De óxido y hueso (2012) una ex domadora de orcas comienza a relacionarse con un turbio negocio a través de su pareja. Audiard, por un lado, construye el drama a propósito de las iniquidades sociales, particularmente las que recaen con mayor fuerza en los desprotegidos o incapacitados sociales. Mientras tanto, en otro extremo, el dramatismo se agudiza para cuando sus personajes comienzan a revelar su lado perverso (con el que entran en conflicto), viéndose expuestos al fracaso justo para cuando la rutina comenzaba a hallar un equilibrio.
Dheepan (2015) sigue mismas frecuencias del director. Aquí su contexto son los suburbios franceses, lugar que no solo refugia a los inmigrantes acogidos por el Estado, sino también es hervidero de la criminalidad organizada e institucionalizada dentro de esas barriadas periféricas. Su protagonista es un ex soldado que ha logrado escapar de la guerra civil de su natal Sri Lanka, junto a una mujer y una niña que, al igual que él, han tenido que pasar la frontera adoptando identidades falsas para después recibir asilo francés en un barrio estatal. Designado como el conserje de uno de los edificios del distrito, Dheepan inicia su proceso de adaptación; conocer una nueva lengua, acondicionarse a las costumbres que no gozó durante su época como combatiente, además de convivir con una “familia”. Audiard adapta historias sobre personajes reformulando sus hábitos y personalidades. Muy a pesar, las viejas usanzas están latentes, siendo la misma sociedad las que las estimulen. Al margen de un improvisto encuentro, hay algo pues en esa sociedad que a Dheepan le recuerda a la guerra.
A pesar del conflicto que pudiera predecir el descenso trágico de sus personajes, Dheepan, al igual que el resto de las películas realizadas por Jacques Audiard, cierra su historia con complacencia. El director insiste en crear películas que en vistas generales fundan relatos triviales que preservan un final digno para con sus protagonistas; tal vez una búsqueda por resarcir aquello que en la coyuntura no se sostiene, pero que no deja perfilar un lado ingenuo.

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