El drama
social en el cine de Jacques Audiard es una constante. Sus historias en tanto
retratan a personajes sobrellevando una identidad que le es antagónica en
relación a su historial o su actual realidad. En De latir, mi corazón se ha parado (2005) un hombre intenta retomar
su talento innato para el piano mientras intenta sacudirse de su violento
oficio. En Un profeta (2009) un
sumiso joven comienza a aclimatarse en la prisión mientras cumple su condena.
En De óxido y hueso (2012) una ex
domadora de orcas comienza a relacionarse con un turbio negocio a través de su
pareja. Audiard, por un lado, construye el drama a propósito de las iniquidades
sociales, particularmente las que recaen con mayor fuerza en los desprotegidos
o incapacitados sociales. Mientras tanto, en otro extremo, el dramatismo se
agudiza para cuando sus personajes comienzan a revelar su lado perverso (con el
que entran en conflicto), viéndose expuestos al fracaso justo para cuando la
rutina comenzaba a hallar un equilibrio.
Dheepan (2015) sigue mismas frecuencias del director. Aquí su
contexto son los suburbios franceses, lugar que no solo refugia a los
inmigrantes acogidos por el Estado, sino también es hervidero de la
criminalidad organizada e institucionalizada dentro de esas barriadas
periféricas. Su protagonista es un ex soldado que ha logrado escapar de la
guerra civil de su natal Sri Lanka, junto a una mujer y una niña que, al igual
que él, han tenido que pasar la frontera adoptando identidades falsas para
después recibir asilo francés en un barrio estatal. Designado como el conserje
de uno de los edificios del distrito, Dheepan inicia su proceso de adaptación;
conocer una nueva lengua, acondicionarse a las costumbres que no gozó durante
su época como combatiente, además de convivir con una “familia”. Audiard adapta
historias sobre personajes reformulando sus hábitos y personalidades. Muy a
pesar, las viejas usanzas están latentes, siendo la misma sociedad las que las
estimulen. Al margen de un improvisto encuentro, hay algo pues en esa sociedad
que a Dheepan le recuerda a la guerra.
A pesar del
conflicto que pudiera predecir el descenso trágico de sus personajes, Dheepan, al igual que el resto de las
películas realizadas por Jacques Audiard, cierra su historia con complacencia. El
director insiste en crear películas que en vistas generales fundan relatos
triviales que preservan un final digno para con sus protagonistas; tal vez una
búsqueda por resarcir aquello que en la coyuntura no se sostiene, pero que no
deja perfilar un lado ingenuo.
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