Jonás Cuarón debe ser
un fanático del cine slasher que a
fuerza ha sido incitado a realizar una ópera prima que tenga algún contenido
comprometido con la realidad social de su país. Esto ha generado un extravío en
su incentivo inicial. Mientras que su intención para Desierto (2015) era realizar un relato de tensión y sobrevivencia,
tuvo que conformarse con un relato doloroso que hace “metáfora” de la dura
situación de los inmigrantes mexicanos rumbo al país del western y otras
proezas armamentistas-nacionalistas. Espero sea eso.
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