El bosque de Karadima (2015) se comporta como la antítesis de El club (2015). En el filme de Matías Lira se aborda sin rodeos
sobre un caso de abuso sexual sometido por el insigne cura de El bosque, una
comunidad pudiente de la capital chilena. Aquí el protagonista principal es la
víctima. La historia consta del testimonio de Thomas (Benjamín Vicuña), quien
reconstruye el principio y el final de su relación con el cura de su
congregación. Como si se tratara de un espectro maligno apunto de posesionar a
su huésped, el padre Karadima (Luis Gnecco) se aprovecha de los infortunios de
un joven agobiado por sus dramas personales. Thomas es hijo de una familia
escindida. Ese será el anclaje para que su cazador se gane la confianza de su
cándido secretario sacerdotal. A diferencia del filme de Pablo Larraín, El bosque de Karadima es expositivo y
poco reflexivo. El caso se pone al descubierto, sin embargo, poco sabemos de lo
que piensan al respecto ambos lados. Pueda que haya un sesgo de impenitencia,
pueda que la historia siempre haya sido un romance encubierto.
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