Reposteo este artículo publicado durante su pase en el Festival de Locarno con leves modificaciones.
Una joven comienza a adaptarse a un mundo distinto
al de su natal China. Xiabon (Xiaobin Zhang) narra la que fue su atropellada
llegada a Argentina, país del que no conocía nada, ni el idioma ni tan siquiera
a sus padres o el resto de su familia, a quienes veía por primera vez. El
futuro perfecto (2016) inicia
como un documental que registra un testimonio sobre la migración, aunque con un
gesto particular. A medida que la protagonista cuenta su historia mediante su
imperfecto español, vemos secuencias en donde ella misma remeda su propio
historial. Desde el principio de su película, la directora Nele Wohlatz quiebra
las fronteras de la ficción. Pero hay más. Es en ese tránsito transficcional
que nos enteramos que Xiabon en realidad forma parte de un curso de español,
siendo ese testimonio inicial parte de una tarea evaluativa. Es de esa forma en
que lo narrado en clase se mece entre una naturaleza de lo real y la inventada.
Así como los personajes de Matías Piñeiro que van
remedando por instinto lo que dictan sus libros de historia o de teatro, en El futuro perfecto la protagonista va performatizando de
manera consciente un libreto hecho por ella misma y que en su momento
interpretó. Xiabon es actriz – como los personajes de Viola (2012) o La princesa de
Francia (2014) – de una “lectura” que expone para los de su clase. Muy a
pesar, está la incógnita de los verdaderos precedentes de esta adolescente. El
filme de Wohlatz deja a la especulación si lo representado es parte de una memoria
o un mero ejemplo para un curso. Como para estimular más esa cuestión, la
directora va disponiéndonos de otras situaciones que evalúan los límites de lo
real y la ficción. Esto ocurre, por ejemplo, a la llegada de un actor
profesional asesorando a los alumnos que asumen el oficio de actores no
profesionales. Surge entonces la pregunta, ¿es acaso todo esto (incluyendo las
clases de español) parte de un taller actoral? Qué es sino la actuación un
oficio que nos hace creer lo que en realidad es falso.
Un detalle que no deja de ser interesante es la
correspondencia que existe entre ese concepto de lo hipotético y la migración.
No es gratuito que la “ficción” se geste dentro de un ámbito conformado por
inmigrantes. Entender la migración como el tránsito rumbo a un futuro incierto
o hipotético (inventado, como los mismos ejemplos en clase), a propósito de una
inmersión a un espacio desconocido e incomprendido, ya sea por la distinción
cultural y su mismo lenguaje. Siguiendo ese aspecto, la película de Nele
Wohlatz apela también a lo quimérico. De ahí esa alusión a la inexactitud de
los pronósticos de tiempo. El
futuro perfecto es de esas
películas que merecen una segunda vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario