Interesante filme. Dania
es protagonista de una historia, pero también es espectadora de dicha película.
Dania representa una ficción, pero también forma parte de un documental. Son
dos instantes y registros distintos convergiéndose, en donde una de la “versiones”
confiesa que lo inventado fue en gran parte realidad. Al inicio de Esa era Dania (2016), la directora
Dariela Ludlow advierte que lo que se verá puede ser asumido como una ficción o
un documental –único gesto innecesario y de los pocos desaciertos del filme–.
Se descubre así a una joven madre viendo la película que protagonizó hace un
tiempo estimado. Ella es Dania, espectadora de una historia que se inspiró en
su propia vida, la que por ende también somos espectadores. Lo curioso ocurre
para cuando Ludlow pause esa historia a fin de ceder la palabra a la Dania espectadora,
quien asumirá una postura crítica de lo que un día “representó”.
“Esa era Dania”; dice
Dania, aunque en su actualidad ya no sea así. El retrato de la adolescente sin
propósitos personales, si bien tiene elementos ajenos, propios de una
ficcionalización, en gran parte, más allá de actuar, Dania se comportaba como a
sí misma: una madre e hija negligente, durmiendo a deshoras, dirigiéndose a
fiestas, citándose con amistades cuando no debía. La vida de Dania estaba
poseída por la desidia. Mediante esto, la directora motiva a la Dania
espectadora sea crítica de su propia historia. Vemos entonces a la actriz –quien
confiesa nunca “actuó” en la película– cuestionando más allá de la ficción; a
la mujer que fue. Esa era Dania descubre
esa premisa que ocasionalmente hace efectivo al cine: el espectador viéndose
reflejado a través del protagonista. Esto, naturalmente, es literal en este
filme.
Esta película mexicana
pone también en marco al cine como propósito dialéctico. Es la Dania espectadora
reflexionando en base a su realidad y situación actual. Sus juicios actuales
convergen con los que fueron representados. Es el individuo discutiendo su
propia historia. Por último, a diferencia de otros filmes en donde lo real y lo
inventado son confundidos, la película de Dariela Ludlow descubre el territorio
de lo real y el de lo inventado dada su aclaración prescrita, promoviendo esa convivencia
y charla entre lo ficcionalizado y lo documentado. En Esa era Dania no existe una separación, sino la necesidad de
adicionar o acoplar una película a otra como finalidad de ambas complementarse.
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