miércoles, 25 de octubre de 2017

15 Festival de Morelia: Casa Caracol y Oso polar

Un evento dramático aunque cotidiano en la realidad mexicana impulsa a Sofía (Rosalba García) a abandonar la ciudad en donde vive. Su viaje la desviará a un hostal ubicado en la selva, lugar paradisíaco e idílico que alberga a una comunidad de una apacibilidad aparente. Casa Caracol (2017) relata la historia de una agredida por la inseguridad social refugiándose en la misma boca del lobo. La película de Jean-Marc Rousseau desplaza a su personaje en un ambiente de descanso que mezcla lo bohemio, lo taciturno y lo sombrío. Como si se tratase de un adolescente veraneando en un campamento maldito, la protagonista no percibe o hace caso a las marcas de peligro (desfiladeros de bolsas negras), tal vez pauta de esa normalidad coyuntural. Ese gesto es lo mejor de Casa Caracol. Antes que la realidad se haga evidente, el filme luce como un preámbulo de película de terror.
Oso polar (2017) narra la historia de un reencuentro escolar. El que fuera el retraído de la clase queda con dos de sus ex verdugos para ir juntos a un punto de reunión. Lo que pudo haber sido un desencuentro de identidades y tensiones –al estilo de filmes de Roman Polanski– producto de la memoria y el resentimiento, termina siendo una rabieta poco transcendental. La película de Marcelo Tobar anticipa la posteridad de su trama al remarcar a un extremo caricaturesco a sus protagonistas, quienes tal parece no han abandonado sus roles escolares. El director cae en el error de congregar todos los fantasmas sociales de México habidos forzando a sus personajes a apropiarse de estos. Al final, en efecto, existe una lección social, pero resuelta en una situación que carece de verosimilitud, como la incoherente fiesta en el techo de un edificio. Oso polar fue grabada enteramente con un dispositivo celular.
Mira gratis Casa Caracol (http://bit.ly/2liQKeo) y Oso polar (http://bit.ly/2gCsOxj) en Festival Scope.

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