El día de ayer se inauguró la 3ra Semana del Cine ULima. Sus funciones y actividades van hasta el 11 de noviembre, todas de forma gratuita. Hay un programa muy estimulante. Iniciamos con su cobertura.
Antes de su primer largo, Xavier Legrand había dirigido Antes que perderlo todo (2013). En este cortometraje la empleada de un supermercado, en pleno horario de trabajo, intenta zafarse a toda costa del acecho de su marido. Como si se tratase de una slasher a plena luz del día (y a vista de lo público), veremos a la posible víctima arrastrando a sus dos hijos mientras prueba escapar por cualquiera de los posibles accesos de la tienda. Argumentalmente, este filme funcionaría como una precuela de Custody (2017), la historia de una familia huyendo del acoso de un padre, quien se ve forzada de cambiar de domicilio una y otra vez a fin de ser ilocalizable para el hombre de temperamento volátil.
Antes de su primer largo, Xavier Legrand había dirigido Antes que perderlo todo (2013). En este cortometraje la empleada de un supermercado, en pleno horario de trabajo, intenta zafarse a toda costa del acecho de su marido. Como si se tratase de una slasher a plena luz del día (y a vista de lo público), veremos a la posible víctima arrastrando a sus dos hijos mientras prueba escapar por cualquiera de los posibles accesos de la tienda. Argumentalmente, este filme funcionaría como una precuela de Custody (2017), la historia de una familia huyendo del acoso de un padre, quien se ve forzada de cambiar de domicilio una y otra vez a fin de ser ilocalizable para el hombre de temperamento volátil.
Dos momentos valiosos
de la película. El inicio o instante en que se debate la custodia de los padres
frente a un jurado, lugar en que se pone en tela de juicio los testimonios y exigencias
de las dos partes. No hay forma de anteceder las naturalezas tanto del padre
como de la madre, a propósito de una carta que subraya defectos mutuos. Está
también su resolución o última secuencia. Puertas que (des)cubren la violencia públicamente,
lo que genera una asistencia humanitaria. Custody
(2017) cuenta una desdicha que pudo haberse evitado si el gesto final hubiese surgido
con antelación. Existe también una responsabilidad de los testigos, lo que también no deja de cuestionar la reacción de los
afectados inmediatos.
Al margen de lo
importante que pueda resultar este tema, lo que desvalora a la película de Legrand
es su inclinación a mecanismos habituales. La historia de la hija adolescente no
solo no logra encajar dentro del conflicto central, sino que además estorba, obliga
a perder el hilo dramático insertando lo melodramático y un dilema aparte, que de
paso se extravía en el transcurso. Custody
no alcanza además los valores de tensión que sí sobresalen en Antes que perderlo todo. Xavier Legrand en su largo exhibe
al verdugo, dependiendo, por ejemplo, de su fisionomía para generar la presión. En su corto, sin
embargo, lo mantiene al margen. Está y no está. Es como una presencia, como un
tiburón del que solo te imaginas una música. Eso te angustia. Tensa sin ejercer
la violencia.
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