A diferencia de las
películas de acción en donde los egos de hombres rudos se ponen a prueba al
embarcarse a misiones peligrosas, en Aniquilación
(2017) vemos a voluntarias que en el fondo son conscientes que formarán
parte de un viaje sin retorno. Las protagonistas de la segunda película de Alex
Garland no son personas en un declive físico anticipando el fin de sus
historias. Ninguna de ellas es una militar cumpliendo una misión suicida de la
que no tienen más opción que acatar. La razón de dicha acción es a propósito de
una cuesta anímica. Cada una ha reconocido una justificación que las impulsa a
atravesar ese velo extraño, excusa que nada tiene que ver con descifrar la
naturaleza de esa incoherencia física, posiblemente, una emisión
extraterrestre, sino que responde a una incapacidad por continuar una vida
doliente.
Aniquilación narra la historia de Lena (Natalie Portman). Lo primero que
se sabe de esta maestra en Biología es que, a pesar del tiempo, ella no ha sido
capaz de sobrellevar la ausencia de su marido. Garland toma como premisa a una
mujer anímicamente atrofiada. Sucesos que acontecen le hará conocer a otras
mujeres también víctimas de sus propias inapetencias. Un asunto interesante es
que el desconsuelo en las protagonistas es imperceptible. El tema del luto que
resguardan estas mujeres se maneja en un plano reservado. Es el caso de Lena,
manteniendo en secreto su motivación, mientras nos enteramos por medio de flashbacks su motivación exacta. De
igual manera, a las otras las vemos fingiendo un estado de ánimo incongruente a
sus penas. La sola misión resulta para la mayoría un artificio, un medio para
acallar el desasosiego.
La historia sobre el
internamiento a un espacio en donde los especímenes terrestres se unifican resulta
ser un interés por excavar la naturaleza autodestructiva de la humanidad. De
pronto los extraterrestres son una especie de macguffin que no dejan de empujar a los verdaderos protagonistas a
esa autodestrucción. No suficiente con alistarse a dicha expedición de riesgo
categórico, en un punto de la trama habrá un indicio de mutuo exterminio. En un
momento crucial, para cuando Lena se encara a esa “manifestación” que en teoría
es la razón de la misión, solo observa una representación suya asumiendo esa
naturaleza exterminadora; la única respuesta de ese viaje alegórico. Aniquilación afirma el talento de Alex
Garland dentro del género sci-fi ya
expuesto en Ex Machina (2015). Su
filme además es prueba que una película no necesariamente tiene que ser una
comedia para asentar al género femenino como protagónico. Obviamente, esto no
garantiza que haya un síntoma feminista en la trama (lo masculino es el centro
de una de las protagonistas), aunque sí avala por una equidad protagónica.
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