En el documental de
Mariano Agudo y Daniel Lagares tres individuos ponen en manifiesto una misma “búsqueda”:
la sanación. Ellos son deudos de la guerra interna provocada por Sendero
Luminoso. Los recuerdos de los días de terror de alguna forma agobian y
carcomen el presente de estas personas. Existe, sin embargo, un retorno que es voluntarioso.
Es esa tarea autoimpuesta la premisa y el móvil de La búsqueda (2018). En el filme vemos a estos ciudadanos inclinados
a una necesidad de buscar, reconciliarse y testificar. Dolores Guzmán retorna a
su comunidad original para saber el paradero de los desaparecidos, José Carlos
Agüero es el hijo haciéndose cargo de los excesos de sus padres, Lurgio Gavilán
es el ex ejecutor atestiguando contra dos bandos.
Agudo y Lagares
intercalan las historias de sujetos que sobrevivieron a la guerra interna de
una manera distinta, consecuencia de las circunstancias a las que se vieron
envueltos. En los 80; Guzmán fue testigo de una masacre militar sometida en su
comunidad, Agüero conoció desde dentro al senderismo por medio de sus vínculos
familiares, Gavilán fue forzado a colaborar con las líneas senderistas y luego
las militares. Los tres casos coinciden y confirman un acto de compromiso para
con los otros deudos mediante el hallazgo de cuerpos o la publicación de sus
respectivos testimonios personales, según sea el sujeto. A criterio de estos,
es este deber el que les otorgará el alivio. La búsqueda es un documental en donde perjudicados intentan
resarcir a la sociedad. Es además un documental sobre la depuración, el
descargo, la reivindicación.
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