domingo, 5 de agosto de 2018

22 Festival de Lima: Los muertos y los otros (Competencia Ficción)

Dentro de la modestia argumental, la película de Joao Salaviza y Renée Nader disponen una serie de ejes desde dónde podría apreciarse su historia. A primera vista salta su valor etnográfico. Los muertos y los otros (2018) toma como protagonista a un miembro de la comunidad kraho. Es a través de este que nos vamos enterando de ciertos deberes y rituales propios de esta población indígena procedente de la selva brasileña. La muerte, el luto y el chamanismo serán asumidos dentro de la trama. Cómo se admiten –o deberían–, lo sabemos por Henrique (Henrique Ihjac Kraho), personaje que ha comenzado a tener un conflicto de identidad a propósito de esos tópicos. Es con esto que se define un segundo tema.
Los muertos y los otros narra la historia de un hombre pasando por una duda. Henrique ha sido “elegido” por su entorno para una función, lo que ha provocado el titubeo de este joven padre de familia y, a su vez, su retiro temporal. Con esto, Salaviza y Nader fundan la semilla de lo tradicional confrontando con lo ajeno. Henrique se sentirá seducido por la ciudad, estímulo que tal vez sea un intento por escapar de una responsabilidad sagrada para su comunidad. Sin embargo, no deja de ser perceptible cómo el joven se ajusta con facilidad a la rutina de lo ajeno. Salvo por un detalle, el individuo y esa cultura extraña no se repelen. Claro que eso no garantiza que la trama geste una colonización cultural. La colonización deviene por otro lado.
Un tercer eje que manifiesta este filme es la colonización terrenal; coyuntura tan antigua como vigente. Los muertos y los otros puede ser asumida también como un gesto de resistencia. Una comunidad y las respectivas costumbres, que se expresan mediante el alrededor del contexto natural, se oponen a su desaparición. Joao Salaviza y Renée Nader provocan una visión documental a consecuencia de ciertos detalles testimoniales. Un hombre narra en tono de mito cómo campesinos quisieron apoderarse de sus tierras. Lo contado posee un significado relativo. Tiene de trágico, pero también de victorioso; parece un hecho pretérito, pero a la vez reciente.

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