El último filme de
Carlos Vermut toma por prestadas premisas de Persona (1966). En su historia vemos a mujeres construyendo su identidad
a partir de una ajena y la maternidad prevista como un estado emocional adverso.
En Quién te cantará (2018) la
cantante Lila Cassen (Najwa Nimri) pierde la memoria a vísperas de relanzar su
carrera. Su situación la acercará a Violeta (Eva Llorach), la empleada de un
karaoke, su imitadora y fanática de su discografía. Ambas mujeres comenzarán a
construir sus lazos en un ambiente a orillas del mar, espacio que simula el
retiro. Se aprecia una (re)construcción de la identidad desde la otra. Lila necesita
de Violeta, y viceversa. Una ha perdido su esencia. La otra ha adoptado la
esencia de la segunda. Tanto Lila como Violeta necesitan/viven/lucran de la
imagen de Lila para sobrevivir o sobrellevar su vida. Lo cierto es que, además
de estas, el resto de mujeres que forman parte de esta historia en cierta
manera también han invertido o dependen sus vidas de alguna de las
protagonistas.
Quién te cantará se dispone de secuencias, escenarios o artefactos que estimulan
esa lectura de la identidad escindida o no terminada. Espejos, reflejos y sueños
se encargan de recordar a las mujeres que sus vidas son producto de una
imitación. Así como la ficción, ninguna de estos personajes es original. Vermut
piensa en una frase tan común y motivacional como el “sé tú mismo” y provoca un
concepto insólito, enmarañado, con aires de complejidad, como la intrincada frase
que lanza Violeta en un bar cuando quiere decir algo muy simple. A diferencia
de las anteriores películas del director español, Quién te cantará no opta por las vidas cruzadas que se tejen
mediante coincidencias de una habilidad absurda. Su última película, sin
embargo, no deja de tener ese aire de casualidad curiosa, como el de las “dos
Lila” asistiendo a un mismo escenario cuando sus situaciones son caóticas;
ellas parecen copias sintonizadas. Al igual que Diamond Flash (2011) o Magical
Girl (2014) contemplamos además a personajes ambiguos, a veces humanos, a
veces perversos. El cine de Carlos Vermut tiene de impredecible.
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