domingo, 4 de noviembre de 2018

4 Semana del Cine ULima: Un asunto de familia

El cine de Hirokazu Koreeda dialoga en base al orden tradicional de la familia japonesa. En tanto, los conflictos de su filmografía en parte se originan a propósito de la ruptura o trasgresión hacia el valor de lo tradicional. Es con mucha razón su vínculo al cine de Yasujiro Ozu. Lo cierto es que Koreeda ha actualizado esos estimulantes que gestan dichas disfuncionalidades. Si Ozu asistía a los conflictos primarios (por ejemplo, el de la consideración a los más ancianos) y luego a los modernos (el desarrollo urbano que comienza a menospreciar su origen rural), Koreeda piensa en los comportamientos de lo contemporáneo. Incluso en Still walking (2008), su película más emparentada al cine de Ozu, el celular no deja de tener una funcionalidad que incrementa el abismo entre padres e hijos. No por eso, Koreeda descuida los principios de su maestro. La vejez, la muerte y la herencia son tópicos indesligables en su cine, a la que se incluye Un asunto de familia (2018).
Con Nadie sabe (2004), el japonés ya antes había adoptado el tema de la pobreza siendo su protagonista un pequeño grupo de infantes. Lo que entonces gestó Koreeda fue un acercamiento a lo que podría haber generado el neorrealismo italiano en su mejor momento. Es un drama brutal por su efecto humano y realista. En esa historia no hay espacio para el optimismo. Cualquier indicio de tranquilidad y alegría es pasajera, y el hecho que los comprometidos sean menores, es el aditivo que conmueve aún más. En Un asunto de familia algunos de los protagonistas también son niños, y siendo el panorama inmediato un ambiente menesteroso, tiempo difícil para el ciudadano promedio –síntoma contemporáneo–, se presenta más bien como una comedia ligera. Una familia adopta a una niña; esa es la premisa de esta historia. Lo cierto es que la definición de familia y adopción serán cuestionables dado las orientaciones de este círculo conformado por personajes que dentro de sus virtudes no dejan de manifestar comportamientos también cuestionables.

Koreeda nos conduce a una historia llena de humanidad, personas compartiendo lo poco que tienen, poniéndose el hombro el uno al otro, promoviendo una fantasía de unidad y abnegación, pero también es el internamiento a un círculo despreciable, personajes interesados e hipócritas, en donde sus rasgos grotescos o impúdicos poseen un velo decente. Esta historia ligera y acomedida tiene enemigos que quieren pasar desapercibido, siendo los ofendidos los menores. En un punto de la trama, la rutina de estos pillos tomará un rumbo inesperado a causa del personaje menos pensado. A partir de entonces se descubrirán las caretas y el drama se expresará de pies a cabeza. Lo curioso es que siempre estuvo ahí, sin embargo, por una razón intencional Koreeda lo reserva a fin de dialogar con ese principio de la familia tradicional que ha sido ultrajada por razones propias de la actualidad. ¿En qué punto lo no tradicional, o lo disfuncional, puede ser más decente que la misma tradicionalidad?
Un asunto de familia, así como Nadie sabe, hace una crítica frontal a las fantasías de las tradiciones japonesas que no prestan atención a los valores primarios. El afecto y la decencia son principios que rescatarían a los menores –los más desvalidos–, de la crisis o el estancamiento. Tanto los padres postizos como los padres de la patria faltan por lo menos a una de ellas. Por mucho que la ley ponga en “orden” alguna situación de urgencia, similares casos no dejarán de propagarse si no se atiende a los valores familiares, y viceversa. Baste que uno falte, el sino de la sociedad estará destinado al error cíclico. La nueva película de Hirokazu Koreeda también se alinea a la sombra del neorrealismo italiano: son tiempos de dificultades, personajes viven con optimismo, pero la indecencia les gana la partida. Así como en la fílmica de Vittorio De Sica, eso no evita que haya momentos decentes, muy humanos. Conmovedora la escena de la playa –esa despedida y preámbulo al fin de la fantasía–, uno de los pocos indicios en donde no todo fue indecoroso.

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