En Mano de obra (2019), el director David Zonana parece darnos a entender que la corrupción no es una asignatura exclusiva de cierta clase social. En esa historia vemos pues cómo los poderosos se aprovechan de la mano trabajadora y luego estos hacen lo mismo e incluso se aprovechan de sus iguales. Es una estupenda manera de retratar a una sociedad degenerada sin hacer una representación gráfica de la violencia, tópico que es una constante en el cine mexicano actual. En Heroico (2023), su segundo largometraje, el director hace un nuevo aporte a ese catálogo de historias que atienden a la violencia, aunque sigue abrazando el tema de la corrupción. A propósito, el vínculo entre estos dos tópicos es a veces necesario a fin de generar una aproximación a cómo es que se origina la violencia y, de paso, no caer en el efecto irracional. Pienso en películas como Heli (2013), de Amat Escalante, o Nuevo orden (2020), de Michel Franco, quien es productor de la película de Zonana. En los argumentos de los citados, vemos que la violencia es una consecuencia —y no una mera pulsión— en dichos casos, en donde la corrupción se ha generalizado en los bloques de defensa y, por tanto, estos, a partir de sus acciones abusivas, pervierten a los ciudadanos, algunos de ellos, figurados como personajes pasivos, casi ignorantes de la existencia de un crimen organizado engendrado y respaldado por los órganos del Estado.
miércoles, 25 de enero de 2023
Sundance 2023: Heroico (World Cinema Dramatic Competition)
Heroico narra la historia de Luis
(Santiago Sandoval), un adolescente que decide inscribirse a la escuela
militar. Un detalle importante es que la mayoría —o tal vez todos— de los
inscritos observan esta carrera como una “asistencia social”, más allá de verlo
como un núcleo vocacional que inculca o estimula las ideas de un sentimiento
patrio. No es gratuito que más de uno de los novatos son miembros de
comunidades indígenas y, por consecuencia, son personas de pocos recursos.
Podríamos decir entonces que la escuela militar es un salvoconducto. Vital es
el seguro médico como parte de los beneficios de ser un cadete, en especial
para Luis que tiene una madre enferma en casa que demanda de atenciones médicas
que generan gastos considerables. Junto a las características antes mencionadas,
podemos percibir las disfuncionalidades que gravitan en el entorno del
protagonista. Mantenerse en la escuela militar es una necesidad irrevocable. He
ahí el drama de Heroico que desde el principio nos perfila un escenario
autoritario y violento. Zonana hace un foco especial a los métodos humillantes
que implica la ejercitación física y mental diaria de los cadetes, algo que
también expone de manera concreta Heli. Los entrenamientos militares no
están lejos a las rutinas de las correccionales de antes del siglo XX, aunque
la idea no se reduce a castigar, sino a preservar esas rutinas. Hay un espíritu
por hacer trascender los mecanismos de la violencia.
Es mediante ese marco que la
corrupción se entiende como una constante. El degenerar está normalizado en
dicho ámbito. En tanto, el novato Luis irá respondiendo con total resistencia a
ese principio amoral que lo premia, lo privilegia, lo persuade, ello a
propósito de una habilidad del muchacho. La denominación de “Heroico”, además
de citar el nombre de dicha escuela militar, se percibe como un apelativo
irónico y, por qué no, alude al temple del protagonista y de algún otro cadete
que de igual manera repele a esa idea de aceptar como normal los hábitos
violentos y humillantes que se propalan en la escuela militar. Es un valor
heroico el que se hacen merecedores siendo su motivación un acto altruista.
Luis resiste a la pesadilla del campo militar por su madre. Eso lo convierte en
héroe. Y, a propósito de pesadillas, es que el director David Zonana se inclina
por hacer de su protagonista un modelo de mártir, quien es incapaz de desfogar
esa rabia, la que, obviamente, lo rebajaría a los circuitos de la violencia. De
ahí esa frecuencia de malos sueños que padece el cadete. Ese es el único
terreno en donde es capaz de expresar su rabia y enfrentar a sus demonios. En
consecuencia, existe una posibilidad de que el final de esta historia sea
también una expresión onírica y, por tanto, sea posible que el héroe esté
destinado a ser cínico y cómplice de ese sistema violento y corrupto que vemos
a través de la deformación del lente angular de la cámara. Es como si este
escenario, por naturaleza, está deformado, es irreal, es una pesadilla.
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