viernes, 31 de mayo de 2024

XV Festival Al Este: Nuestro mundo (Competencia Al Este)

Inicia como un testimonio colectivo a una generación posterior a la Guerra de Kosovo para después enfocarse en las experiencias y motivaciones de dos adolescentes que están en pleno proceso de definir su identidad. Phantom Youth (2023), realizado por la directora Luana Bajrami, nos acerca a la transición de Zoé (Elsa Mala) y Volta (Albina Krasniqi), dos primas que deciden fugarse de su terruño rural para iniciar una carrera universitaria en la ciudad. Si bien han dejado en el campo un estilo de vida que limitaba sus roles, ahora en la ciudad tendrán que confrontar otros tipos de problemáticas. Aquí el escenario es una universidad en estado de crisis. Vemos la carencia o falta de compromiso de los profesores, una administración improvisada, y en respuesta alumnos confrontando a las autoridades educativas, haciendo pintas y pancartas u organizando colectivos políticos. Es un rumor a las actitudes del mayo del 68 en Francia al combinarse también el ocio de una generación. El hecho es que este panorama comienza a trasladarse a un segundo plano, ello reemplazado por un seguimiento al desplazamiento de las recién llegadas. Entonces la película se define como una coming of age, el de dos personajes que, a medida que van interactuando con este nuevo escenario que además transita por una temporada efervescente, van limitando sus prioridades, eso que está a la línea de sus fantasías o expectativas.

Dicho esto, Phantom Youth hasta cierto momento parece ser una crónica de la migración del campo a la ciudad. En ese sentido, se reconocen dos personajes, aparentemente, con mucho en común, además del vínculo sanguíneo, que asumen caminos diferentes. Sin darse cuenta, cada una decide inclinarse a una motivación distinta y distante a la otra. Por un lado, está la senda comprometida, aquella que está al corriente con el bloque universitario que reclama sus derechos. Por otro lado, está una senda más personal, el de un bloque social intentando generar una fuente de sobrevivencia. Uno tiene un interés político y el otro un interés económico. Obviamente, la directora Luana Bajrami no tiene la mínima intención de cuestionar la postura de sus personajes. Su idea es reconocer cómo es que incluso un escenario tan persuasivo como el campus universitario politizado no asegura la absorción pareja de toda una generación. De ahí por qué el escenario político es apenas un fondo, dado que una de las protagonistas parece deleitarse con esa fantasía convencional en donde habitantes del campo abrazan la gloria que promete la ciudad. Ahora, no deja de ser interesante el final para cuando existe una confrontación entre las primas, el cual podría decirse deja por sentado que ningún camino garantiza una madurez inmediata, sino es apenas el inicio de un largo proceso que empieza con la adolescencia.

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