miércoles, 22 de febrero de 2017

The salesman

Escasos, aunque potentes instantes resguarda la última película de Asghar Farhadi, quien opta nuevamente por plantear un melodrama y una intimidad interpuesta por los dilemas morales. Aquí los protagonistas son Emad (Shabad Hosseini) y Rana (Taraned Alidoosti), una joven pareja de esposos que desde un principio de la película se verán expuestos a una fractura. Ellos se verán forzados a abandonar el departamento en donde viven dada las remodelaciones que se están realizando a orillas de su edificio. Asentados en un nuevo departamento, se desatará un delicado evento: un acto de violencia contra Rana. The salesman (2016) traslada a una pareja de la serenidad a la angustia. Por un lado están los rezagos de la agresión hacia la mujer, y por otro está la perturbación del esposo en busca del responsable, de quien nada se sabe y solo se puede presumir es algún conocido de la anterior inquilina.
Importante cómo Farhadi comienza a inquietar a partir de situaciones que bien podrían ser descartadas, pero dada la redundancia van sirviendo de evidencia, tanto como para el espectador como para Emad, quien por cierto comienza a hacerla de detective, a medida que va dando síntomas de intranquilidad, especialmente para cuando dicho agravio se manifiesta al espacio público. Existen signos en donde la honra masculina parece estar por encima de la femenina, cuestión que ambos géneros toman por acuerdo. The salesman acude al imaginario social para intensificar el drama, el cual está sostenido por la tensión y el estado de crisis. Logradas las escenas antes del ingreso de un intruso al que no se le ve, para cuando la suerte está de lado del “detective” Emad o durante el clímax final. Más allá de lo argumental, se valora más el poder de interpretación y el modo en que Asghar Farhadi reserva los conflictos.

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