Escasos, aunque
potentes instantes resguarda la última película de Asghar Farhadi, quien opta
nuevamente por plantear un melodrama y una intimidad interpuesta por los
dilemas morales. Aquí los protagonistas son Emad (Shabad Hosseini) y Rana
(Taraned Alidoosti), una joven pareja de esposos que desde un principio de la
película se verán expuestos a una fractura. Ellos se verán forzados a abandonar
el departamento en donde viven dada las remodelaciones que se están realizando
a orillas de su edificio. Asentados en un nuevo departamento, se desatará un
delicado evento: un acto de violencia contra Rana. The salesman (2016) traslada a una pareja de la serenidad a la
angustia. Por un lado están los rezagos de la agresión hacia la mujer, y por
otro está la perturbación del esposo en busca del responsable, de quien nada se
sabe y solo se puede presumir es algún conocido de la anterior inquilina.
Importante cómo
Farhadi comienza a inquietar a partir de situaciones que bien podrían ser
descartadas, pero dada la redundancia van sirviendo de evidencia, tanto como
para el espectador como para Emad, quien por cierto comienza a hacerla de
detective, a medida que va dando síntomas de intranquilidad, especialmente para
cuando dicho agravio se manifiesta al espacio público. Existen signos en donde
la honra masculina parece estar por encima de la femenina, cuestión que ambos
géneros toman por acuerdo. The salesman
acude al imaginario social para intensificar el drama, el cual está sostenido
por la tensión y el estado de crisis. Logradas las escenas antes del ingreso de
un intruso al que no se le ve, para cuando la suerte está de lado del
“detective” Emad o durante el clímax final. Más allá de lo argumental, se
valora más el poder de interpretación y el modo en que Asghar Farhadi reserva
los conflictos.
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