domingo, 6 de agosto de 2017

21 Festival de Lima: Pinamar (Múltiples Miradas)

Dos hermanos de personalidades distintas, asumiendo un luto también de manera dispar. Pinamar (2016) luce como una historia de vacaciones, de no ser porque está el trasfondo de la reciente muerte de una madre. Pablo (Juan Grandinetti) y Miguel (Agustín Pardella) han retornado luego de años al balneario de Pinamar para vender una propiedad familiar; será el modo de romper con ese lazo emocional, al menos para el mayor de los hermanos. Pablo, de serio semblante, será quien tome las riendas del proceso de venta; mientras tanto, para Miguel será la oportunidad de renovar lazos de amistad o de adoptar alguna relación amorosa. El director Federico Godfrid emprende una historia de dos familiares dirigiéndose a un mismo lugar, aunque cada uno adoptando sus propios planes.
Pinamar es atractiva sin manosear o saturar los efectos dramáticos o cómicos, esto último ocasionalmente proveídos por el hermano menor. Es una historia de “verano” en época de “invierno” con leves conflictos. Lo que era un viaje protocolar, resulta un instante de descanso, aunque sin liberación de lo emocional. Tanto Pablo como Miguel, optan por la omisión o la represión del dolor. Es también el destino influyendo en el cambio del itinerario, las fiestas –literalmente– sin guardianía de los adultos, la presencia de un personaje que dispone un ménage a trois, el amor que florece. Federico Godfrid endulza a sus protagonistas, momentáneamente los hace olvidar a qué fueron, para después enfrentarlos a lo que podría ser decisivo para sus nuevas vidas. Es la última herencia de la madre no reconocida en el valor material.

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