jueves, 9 de noviembre de 2017

3 Semana del Cine de ULima: Golden exits

Un nuevo drama sobre las relaciones nocivas. Al igual que en su anterior película, Queen of earth (2015), Alex Ross Perry recrea la crisis a propósito de la convivencia, solo que en esta ocasión las víctimas resultan ser parientes. Golden exits (2017) narra la desalentadora historia de dos parejas de hermanas sometidas a una rutina dialéctica que en lugar de sanar alimenta sus pesares y frustraciones. Además de la acotación de los planos y la gran dirección de actores, es importante notar que Queen of earth y Golden exists comparten esa idea de retrato acuñado por el masoquismo emocional. La ruta de tránsito en vía a la crisis, además de otros trazos argumentales, es lo que las distancia, y de paso las remite a referentes fílmicos distintos. El retiro, el encierro, visitantes inesperados y la insanidad mental a niveles del delirio como consecuencia convierten a Queen of earth en un homenaje a Roman Polanski. Golden exits, por su lado, es un tributo al cine de Ingmar Bergman.
En el último filme de Ross Perry la relación entre hermanas es dependiente de sus dramas íntimos. En sendas parejas filiales vemos una crisis conyugal y una crisis personal. Observamos además a la hermana hiriente y la hermana que reprime. Una purga y la otra es escudo que resiste su propio drama y el de su pariente. Así como en El silencio (1963), Golden exits rebela a hermanas deseando el éxito que la otra hermana abrazó, en este caso el asentamiento a una vida conyugal que es signo de estabilidad. Sin embargo, no deja de aflorar el reproche. Lo conyugal es también rutina de predestinación; más lamentable aún en una circunstancia en que el matrimonio gesta signos de inseguridad. Existe pues un orgullo, pero que se vuelca a lo desgarrador. Luce por momentos una envidia disfrazada de admiración.
Se suma además el resentimiento que deviene del pasado. Los personajes de Bergman penden de lo pretérito. Su presente angustioso y que los ha convertido en presencias famélicas son síntomas de sus represiones o memorias no curadas. El personaje de Chloe Sevigny es la que mejor grafica a la mujer bergmaniana, una psicóloga asistiendo a su hermana para su dosis de flagelación, mientras que su salud mental parece estar al ras de la cordura. En complementación, están los personajes masculinos –desde el padre extinto hasta los esposos–, para Bergman, débiles por naturaleza y, en cierto modo, castrados, que son en gran proporción la razón del sufrimiento de las mujeres. Golden exits genera además un punto medio o catalizador de estos dramas. El personaje de la australiana convirtiéndose en objeto de deseo y odio. Al final dando indicio de que en una posteridad sería alcanzada por ese sentimiento de frustración encarnado por esas relaciones familiares de la que fue testigo.

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