lunes, 28 de abril de 2025

XIII Festival de Cine Francés: El consentimiento

Del 1 al 11 de mayo va en Lima y provincias el Festival de Cine Francés.

El caso de abuso sexual infantil expuesto por la directora Vanessa Filho es un retrato descarnado que, curiosamente, no se sirve de la explotación gráfica. Aquí lo más perturbador deviene de una negligencia colectiva y que de hecho está en un segundo plano de la agresión en cuestión. Tan solo a principio, creemos que el mancillamiento a una niña ha sido únicamente por efecto de la verborrea de un profanador de menores y el fervor que la agraviada tuvo hacia una intelectualidad digerida como una fantasía romántica. Por un lado, un hábil y cínico escritor usando la palabra como método para atrapar y castigar a su presa. Por otro lado, el fanatismo hacia la literatura poniendo en desventaja a la joven Vanessa (Kim Higelin), quien imagina que todo lo que deviene de ese entorno es benevolente para su intelectualidad y la formación de su personalidad. Lo primero es un rasgo convencional y capaz el precedente más objetivo en casos de abusos. Lo segundo es menos notorio, pero no por eso menos frecuente. Demasiado son los hechos de menores siendo persuadidos de mano de sus aficiones, siendo varias de naturaleza inocente. Ahora, lo que interesa de El consentimiento (2023) es que decide evaluar el problema desde una perspectiva que atiende a una responsabilidad que en la última década se ha venido concientizando. ¿Hasta qué punto la comunidad puede ser parte del problema?

Vanessa es una niña con antecedentes de una familia disfuncional: un padre ausente y una madre alcohólica. Entonces, qué pasa si a esta seudofamilia la insertamos en una comunidad que toma por algo normal el degenerar a un menor de edad. Estamos hablando que Vanessa peligra, y más aún cuando se le ha enseñado a romantizar a esa comunidad de intelectuales de libre pensamiento. Obviamente, eso de la libertad es muy amplio y ambiguo, algo que la inexperiencia de la niña será incapaz de mediar y mucho menos cuestionar de ser necesario. El consentimiento es la historia de un abuso “consentido”. Definitivamente, nace un dilema moral si se la analiza de una manera arcaica. El abuso sexual, hoy en día, no se reduce únicamente al acto de poseer el cuerpo ajeno con violencia. Está también el acto violento de imponer un pensamiento adulto sobre el de un infante. Entonces, ya no solo se trata del agresor, sino también del consentimiento que nace de los testigos, desde la madre hasta el público sin ningún tipo de vínculo hacia la víctima. Vemos cómo, en cierta forma y en distintos niveles, estos “ajenos” al problema dan licencia o incitan al violador a continuar con sus fechorías. Esta es una película muy violenta dado que no hay evidencia de alguien que sea capaz de terminar con ese continuismo, y, de hecho, la elipsis de esta historia ratifica esa tragedia.

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