Del 1 al 11 de mayo va en Lima y provincias el Festival de Cine Francés.
El caso de abuso sexual infantil expuesto por la directora Vanessa Filho es un retrato descarnado que, curiosamente, no se sirve de la explotación gráfica. Aquí lo más perturbador deviene de una negligencia colectiva y que de hecho está en un segundo plano de la agresión en cuestión. Tan solo a principio, creemos que el mancillamiento a una niña ha sido únicamente por efecto de la verborrea de un profanador de menores y el fervor que la agraviada tuvo hacia una intelectualidad digerida como una fantasía romántica. Por un lado, un hábil y cínico escritor usando la palabra como método para atrapar y castigar a su presa. Por otro lado, el fanatismo hacia la literatura poniendo en desventaja a la joven Vanessa (Kim Higelin), quien imagina que todo lo que deviene de ese entorno es benevolente para su intelectualidad y la formación de su personalidad. Lo primero es un rasgo convencional y capaz el precedente más objetivo en casos de abusos. Lo segundo es menos notorio, pero no por eso menos frecuente. Demasiado son los hechos de menores siendo persuadidos de mano de sus aficiones, siendo varias de naturaleza inocente. Ahora, lo que interesa de El consentimiento (2023) es que decide evaluar el problema desde una perspectiva que atiende a una responsabilidad que en la última década se ha venido concientizando. ¿Hasta qué punto la comunidad puede ser parte del problema?
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