Se ha comprendido que
el found footage es una técnica que
se adecúa bien para el uso del género de terror. La movilidad de una cámara
sinuosa, activa, frenética, vuelca tensión al espectador, inseguridad ante lo
que ocurre y está por ocurrir, esto además de situarlo en un plano objetivo que
termina por complementar esa emulación de vivir las acciones en tiempo real, es
decir, menos tiempo para premeditar lo que podría estar esperándole al
protagonista al otro lado de la esquina. End
of watch (2012) está dirigida por David Ayer, director y guionista que ha
venido realizando filmes sobre el lado escabroso en los guetos de Los Ángeles.
Sus protagonistas son siempre los uniformados de azul, aquellos que luchan por
mantenerse en equilibrio entre las calles, espacios donde conviven buenos y
malos, los que aspiran violencia y los que la generan.
Taylor (Jake
Gyllenhaal) y Zavala (Michael Peña) son dos policías que acaban de ser
reubicados a hacer sus rondas en uno de los barrios más violentos de LA. End of watch es la resultante de un
proyecto personal de Taylor, protagonista que graba mediante cámaras la rutina
policial que lleva junto a su compañero, aquella que incluye también los
espacios de ocio e intimidad, momentos en que la placa y la rudeza es relegada
por las historias de sus respectivos amoríos y la camaradería que lleva este
dúo, una que manifiesta una amistad mutua mediante un idioma cómico y en
ocasiones soso, inclinación curiosa viniendo del oficio que poseen. Es mediante
lo dicho que vamos contemplando más de una paradoja. Hay una dinámica que
fabrica la personalidad de los agentes y otra que los resguarda como simples
habitantes. Lo cierto es que una de esas rutinas es indesligable. Imposible
deshacerse de ellas.
A diferencia de Día de entrenamiento (2001), historia
también escrita por el mismo Ayer, End of
watch no pretende señalar ese lado nocivo o pesimista del agente de
policía, sino todo lo contrario. El director en esta ocasión se esfuerza por
salvaguardar la labor del agente de azul, una que está compuesta por esa
actitud implacable que los mantiene a salvo de las duras calles y por el gesto
humano que consta en “salvar el trasero” de su compañero o el de cualquier
ciudadano. Hay algo que va más allá de cumplir la misión o seguir las normas.
Las acciones de Taylor y Zavala parecen ser más vehículos instintivos que
entrenados. Es por eso que mientras son condecorados, ellos cuestionan la
naturaleza del héroe. ¿Es que deben de ganar una medalla aquellos que hicieron
lo que pensaron era correcto?
Lo mejor de End of watch es en definitiva los
momentos de tensión. El found footage
es fundamental en las escenas de persecución en medio de las angostas calles o
la invasión a moradas compuestas por habitaciones que aparentan estar baldías.
Cuando la perspectiva visual es una sola, la película logra sus mejores
instantes. Es entonces cuando el espectador se siente ansioso ¿qué hay del otro
lado? ¿Qué ha encontrado? ¿Está vivo o está muerto? Ya más adelante, Ayer se
inclinará por agregar más perspectivas. Entonces el filme comienza a exterminar
los puntos ciegos. El espectador ya puede ver qué sucede del otro lado, qué
está haciendo el bando enemigo. La película pierde así escenas que pudieron
haberse encumbrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario