lunes, 14 de noviembre de 2022

34 Festival de Cine Europeo: Pause

Hasta el 24 de noviembre va una nueva edición del Festival de Cine Europeo. Pueden ver la programación, sedes y horarios en su página web. Aquí una de las imperdibles.

No recuerdo algún precedente fílmico que asuma a la menopausia como premisa argumental, y eso ya de por sí genera un interés. Pafsi (2018) inicia con la protagonista recibiendo un diagnóstico médico. Este momento no está lejos a esas escenas de tantas películas en donde personas son desahuciadas o se les anuncia son víctimas de una enfermedad agresiva. Lo de esa mujer no será una enfermedad, pero sí gestora de síntomas agresivos. Toda una lista de posibles efectos son los que sentirá Elpida (Stella Fyrogeni) de aquí en adelante consecuencia de la menopausia. Es casi un calvario físico lo que describe el especialista. En tanto, la mujer no hace mas que mirar al vacío, despegada de la realidad, incrédula ante el advenimiento de una naturaleza cruel. La directora Tonia Mishiali nos introduce a una historia de sufrimiento, casi una historia de terror, siendo su personaje víctima de una agresión que, según ella misma afirma, le ha llegado temprano. Se percibe esta situación como una condena, una injusta y repentina. Al menos eso nos anuncia el rostro de la protagonista que no sale de su espasmo. Se le nota perturbada, reprimiendo un grito que esconde a su marido mientras lo asiste. ¿Es que acaso la menopausia ya ha comenzado a boicotear su estado físico con buena parte de los síntomas mencionados por el médico?

Pafsi es una película que toma por excusa la menopausia a fin de descubrirnos un drama doméstico cotidiano en muchas mujeres. Mishiali parece decirnos que las consecuencias de este estado biológico son similares a las secuelas desatadas por una relación tiránica. Esta es la historia de una mujer casada con un opresor que le ha provocado depresión, ansiedad, falta de sueño, ha violentado contra su deseo sexual, ha provocado en ella un colapso generalizado incapacitándola de llevar con normalidad su rutina. Eso es lo que sucede con alguien que comparte el mismo techo junto a una persona egoísta, dominante, abstemia de empatía hacia su pareja. El marido de Elpida es la menopausia hecha carne, no solo por los efectos nocivos que genera, sino porque además es una realidad congénita. Esta es una película que definitivamente asume a los matrimonios abusivos como una suerte de circunstancia normalizada, parte de la naturaleza social, un comportamiento o estado tan cotidiano que incluso las mujeres han aprendido a sobrellevarlo o aceptarlo como la misma menopausia. Es por ello que para personas como Elpida le son casi imposible erradicar esa rutina de sus vidas ya que sería como extirpar algo que forma parte de su conciencia.
En una escena en que esta ama de casa por fin parece ser dueña de sus propias decisiones, una emancipada, una suerte de Neo que ha escapado de ese universo en donde era una prisionera, tanto mental como físicamente, por alguna razón, de pronto ella dimite de su escape y regresa a su prisión. Claro, el contexto de Pafsi no es la matrix, sino una realidad mental tan arraigada a ella que la impide salir de ese espacio doliente. Se necesita algo más fuerte que una pastilla para escapar de ese mundo. En efecto, es una idea que se le cruza a la protagonista de este duro drama psicológico. La película de Tonia Mishiali al principio parecía la historia de una mujer experimentando momentos de fantasía que le “ayudaban” a desfogar sus sentimientos reprimidos. Dicho esto, si insistimos con relacionarla con el universo de las hermanas Wachowski, parece más bien que Elpida es Cypher, ese personaje que más bien quiere vivir en la matrix, lo que sería vivir engañado, en un mar de fantasías que lo aparten del sufrimiento que observa en su realidad. Es una salida piadosa. En cierta manera, ese en gran parte es el argumento de Pafsi, el escape autocompasivo de una protagonista incapaz de divorciarse de este mal connatural y maligno que al final le ha provocado una fractura de su percepción. De tanto que se ha dejado llevar por sus fantasías, ya no sabe si está en la realidad o en la matrix.

No hay comentarios: