Un documental al parecer producto de la autocrítica, pero sobre todo un efecto de la conciencia frente a una frase que ciertamente cobija un amplio significado. Salir del closet (2022) se abre con el testimonio del mismo director. Alberto Castro nos cuenta la vez en que su expareja dejó al descubierto las limitaciones de eso que muchos entienden como aceptar su condición homosexual y hacerlo público como parte de ese proceso. “¿Es que acaso todavía estaba dentro del closet?”; parece cuestionarse Castro. Y así inicia una serie de entrevistas a otros homosexuales, en su mayoría, contando la vez en que decidieron anunciar a algún familiar o amistad su opción sexual. A primera impresión, es una secuencia de testimonios dramáticos. Se confirma un escenario en donde pesa el prejuicio social ocasionalmente estimulado por el espacio doméstico. Las historias de estas personas se resumen en temporadas de negación, represión, luego liberación, después depresión, soledad o a veces solidaridad. Sería injusto crear un consenso sobre qué sucede antes o después de salir del closet, y esto tiene que ver con la diversidad de emociones, ideologías, prejuicios, qué tan ligeros o profundos son estos, tanto de los protagonistas como de los ajenos, pues estos últimos, al fin y al cabo, han venido creando una pauta de la cantidad de “salidas del closet”.
martes, 1 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: Salir del closet
Ahora, lo interesante tiene que
ver con la premisa de este documental. ¿Qué es “salir del closet”? Son muchos
los factores los que aquí se evalúan. ¿De quién viene ese enunciado? ¿En qué
situación o contexto se expresa? ¿Es que acaso hay un closet dentro de otro? En
Salir del closet, vemos distintas “salidas” —no se confunda con las
formas de salir—. Los hay quienes han decidido expresarlo a sus más cercanos,
mientras que otros han alcanzado a perímetros más amplios. Es decir; los hay gais
expresándose libremente en sus círculos, pero que siguen de anónimos en sus no
ámbitos. Aquí es que se revela un panorama en donde, en efecto, la salida del
closet manifiesta sus límites o implica una serie de etapas, sea respecto a un
ámbito introspectivo o social, el que de paso concentra sus propias capas, por
ejemplo, dentro de un ámbito laboral o en un circuito más abierto a lo público.
Pero si bien existen salidas, Alberto Castro no tiene la absoluta intención de
cuestionar alguna u otra, sino reflexiona en torno a esos casos. Si el
comentario de su expareja removió sus estamentos, no hay sentimiento de culpa,
sino conciencia. Salir en el closet relata historias de personas
saliendo del closet a su manera y según sus requerimientos —tal vez momentáneos—.
Estamos tratando, en tanto, con una generación menos oprimida, más liberada.
Claro que quedan los rezagos de una guerra externa, pero no interna.
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