Esta es la historia de un “muerto
matando a un vivo”. Joseph (Clayne Crawford) solo quiere cazar. Él nunca ha aprendido
a coger un arma —ni si quiera tiene una—, no ha cohabitado antes con el bosque,
disparado a un animal, no conoce técnicas de primeros auxilios ni mucho menos
de sobrevivencia; sin embargo, él quiere cazar. No aprender, sino solo cazar,
como si pensara que dicha actividad es innata a cualquier hombre. Es cosa de
coger el arma, sentarse en medio de la naturaleza, apuntar y jalar del gatillo;
figura creer. Joseph asume la caza como una habilidad que ha nacido con él. Es
cosa de activarla. Todos los hombres en algún momento de sus vidas han cazado.
Es lo natural, lo congénito o hereditario. Es lo que piensa o lo que la
sociedad le ha inculcado. En The Integrity of Joseph Chambers (2022), el
director Robert Machoian desmitifica los pensamientos o fantasías de una
sociedad masculina que desde muy chiquitos ha inculcado a estos a que todos son
capaces de cazar, ganar la liga mundial de beisbol o ser Clint Eastwood. Esta
es la consecuencia de una promoción nacional que tiene que ver con el modelo
americano.
Joseph es un padre de familia de
clase media. A primera impresión, es el buen tipo, ingenuo, pero buen tipo.
Definitivamente, impulsivo, apasionado con todo aquello que flota entorno a su
imaginario y que bien pudiera otorgarle seguridad o créditos de que él es un
buen padre de familia. Machoian toma a un prototipo dependiente de todas las
ilusiones sociales que empoderan su rol dentro de su familia/sociedad y lo
expone. Lo curioso es que es una exposición casi íntima, no pública. Incluso,
podría decirse que lo expone contra sí mismo. Es como si en algún momento Joseph
se encontrara con un espejo o la proyección de su verdadero yo y este
desencuentro gestara en él una profunda vergüenza. The Integrity of Joseph
Chambers es la historia de un hombre que solo quería ganar experiencia y en
su lugar fue obligado a reconocer su condición de fracasado. Joseph es una
prueba de que el adoctrinamiento del hombre modelo americano es un invento, una
torre de papel, frágil y desechable ante cualquier cambio brusco que acontezca
dentro de su entorno. Esto sucede en la trama. Una circunstancia crítica es la
que vulnera la integridad del protagonista. De no ser por ese acontecimiento, hubiera
seguido su vida “plena”.
Entonces tenemos a Joseph, el
Homero Simpson que quiere cazar y lo va a hacer, así su esposa le advierta una
y otra vez que tiene un mal presentimiento de todo esto. El padre de familia
modelo se presta arma, se presta camioneta, se presta el espacio de cacería.
Esta es la vida de un hombre que vive de prestado. De camino a las entrañas del
bosque, se apropia de glorias ajenas. Se las imagina obteniéndolas. En menos de
un kilómetro de caminata, ha ganado un campeonato deportivo, es un gran pistolero
y ya pretende ser el dueño del bosque. En The Integrity of Joseph Chambers,
vemos cómo este protagonista siempre está acompañado por una frecuencia mental.
Su cabeza es como una antena que capta situaciones, obviamente irreales, y las simula,
las “vive” con excitación. Es como un niño. Claro, quién no lo es dentro de la
soledad, en medio de un espacio plácido, fuera del peligro, en donde se cree
nadie te ve. En este escenario, Joseph es él mismo. O eso es lo que él piensa. Machoian
nos presenta a un personaje que parece ser un niño o que a todo momento cree
ser alguien que no es. Cómo explicar ese instante en que repasa sus líneas
cowboyescas mientras su esposa intenta dormir. Es alguien que nunca apaga la
señal de ese chip mental. Solo o acompañado, Joseph no puede dejar de
fantasear.
The Integrity of Joseph Chambers es una durísima crítica a una
masculinidad dependiente de esa creencia de que forma parte de una sociedad
ruda, privilegiada de dotes innatos, que tiene un fuerte vínculo no perecible con
sus tradiciones al punto de reconocer al ámbito western como su lugar de
origen y hábitat por excelencia. Todos son hijos de los colonos, y si los
colonos dominaron la naturaleza hostil, por tanto, los nuevos herederos también
podrían hacerlo. Claro que Robert Machoian insinúa que ese territorio western
puede presentar más de una forma. Joseph capaz tiene la mentalidad de
colonizador en su oficio laboral, cuando apuesta en el billar o en cualquier
lugar en donde lo pongan. Lo cierto es que todo es idea. Joseph se perfila como
una estirpe que se ha conformado con las ideas. Es un conquistador sin tierras
compuesto de traje, imagen, ilusiones que una nación le extendió para que no lo
deje mal, especialmente en los momentos de crisis. The Integrity of Joseph
Chambers es un western, un filme de sobrevivencia, uno de zombies,
en donde los muertos se levantan y te hacen recordar qué tan patético te ves,
que te han comido el cerebro y solo eres cuerpo. Y Joseph muere y revive, se
despoja de esa imagen que no es suya, la quema, piensa por sí mismo y, por
primera vez, no depende de esas voces, se cuestiona, se juzga. Sin darse
cuenta, se convierte en hombre. Ha pasado la prueba. ¿A qué costo? Posiblemente,
será un próximo ermitaño del bosque, un autoexiliado de una comunidad que no
puede dejar de escuchar las voces.
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