sábado, 4 de agosto de 2018

22 Festival de Lima: El silencio es un cuerpo que cae (Competencia Documental)

La asistencia al registro fílmico, esta vista como fuente para una búsqueda. Al igual que en Reminiscencias (2010), de Juan Daniel F. Molero, Agustina Comedi recurre a las grabaciones familiares para hallar las respuestas de un pasado difuso. El silencio es un cuerpo que cae (2017) es un documental tributo a Jaime, el padre de la directora, un hombre que contuvo su condición homosexual desde el nacimiento de su hija. Comedi, interesada en saber más sobre esa identidad que ignoraba de su progenitor, recurre a los momentos familiares que Jaime grababa con su videocámara, como esperando que algo de este registro diese pista de la personalidad que acalló su padre ante su familia. La búsqueda será fructífera. Ciertas secuencias, anilladas a testimonios de amigos del “pasado” del padre que la directora reunirá, formarán parte de una evidencia que construye una identidad personal, y de paso generacional.
El silencio es un cuerpo que cae es la reconstrucción a una memoria que estuvo por muchos años en reserva. La decisión de Jaime, la de padre, por muy determinada que fuera, gestó la vida de una persona incompleta. Aunque no hubiera una total certeza, este documental sugiere la historia de un hombre abnegado, privado de su condición por propia convicción. Es también el retrato a un personaje que ha vivido dos etapas o modos de represión. La primera en su tiempo de “libertad”, escondiéndose de las políticas conservadoras propias de la época. La segunda, menos mencionada, en su tiempo de padre, siendo agredido por el bullying machista orquestado por su propio entorno familiar. El silencio es un cuerpo que cae es además la revelación de lo indesligable. Jaime, director de los videos familiares, en ciertos momentos, posiblemente, fantaseaba y rememoraba su vida anterior, por ejemplo, mediante el descubrimiento del “David” de Miguel Ángel o su paseo/retorno a lugares exóticos.

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