jueves, 2 de agosto de 2018

22 Festival de Lima: Malambo, el hombre bueno (Búsquedas)

Más que un homenaje a un baile tradicional, esta película se inclina al retrato de un espíritu competitivo. La idea de Santiago Loza es ponernos al tanto de un circuito de practicantes de malambo, y en base a esto ficcionalizar la vida de un bailarín dispuesto a ganar un torneo de dicha danza. Malambo, el hombre bueno (2018) es un documental que sigue a Gaspar Jofre, desde su preparación hasta un concurso del popular baile. El director argentino compone este seguimiento como si se tratase de una oda a su personaje. Lo define en blanco y negro, nos dispone circunstancialmente de una voz en off que descubre las motivaciones y temores de su héroe. Por encima del valor cultural, existe un valor humano. Gaspar es talentoso para una cosas, pero para otras es defectuoso.
Malambo, el hombre bueno es la historia sobre una redención personal. El bailarín no se ha recuperado de su anterior derrota. A propósito, se descubren dos tipos de motivaciones que se gestan en cualquier competencia: la pasión y el agravio. Gaspar, sin darse cuenta, ha perdido la pasión y ha estado asumiendo la postura de un agraviado. Su derrota se ha tornado como algo personal, y esta ha ido carcomiendo su tranquilidad y habilidad, al punto de originarse una dolencia que le evita mejorar en su baile. Es curioso que al poco tiempo de retomar su entrenamiento, Gaspar comience a sufrir de un achaque físico, además de pesadillas. Síntomas parecen anunciar que antes tendrá que poner en orden su condición mental y hasta espiritual. De ahí por qué es un documental que redime a un hombre.

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