viernes, 23 de abril de 2021

Oscars 2021: Minari, Promising Young Woman y El padre

Minari (2020) se asocia a la fantasía del “sueño americano” para generar una historia de alto potencial íntimo. A pesar de la referencia al tema de la inmigración, el director Lee Isaac Chung no presta atención a las implicancias de este tópico, como el choque cultural o la revaloración/disolución de una tradición, en este caso, surcoreana. Tenemos a una familia que ya ha adoptado la cultura, el idioma y costumbres de EEUU. La inmigración es una etapa ya asimilada. Incluso la introducción de la  abuela, dada su personalidad poco tradicional –“No pareces una abuela (surcoreana)”–, no crea un desnivel de culturas. Es decir, no se reconoce conflicto en el tema de la enajenación cultural, a lo mucho social. En ese sentido, Minari se concentra en un drama que tranquilamente podría estar ajustado a cualquier familia que decide empezar de cero para echar sus propias raíces.

Jacob (Steven Yeun) es el joven padre decidido a emprender su propio huerto de vegetales surcoreanos. Esto implica un cambio radical para toda la familia: alejarse de la vida citadina y ajustarse a las limitaciones de vivir en un ámbito rural. Ahora, no es una película que grafica una perspectiva exclusiva. Los cinco miembros de la familia tienen igual protagonismo. La convivencia, desde las peleas hasta los aprendizajes, se modela mediante la representación colectiva, y no de manera independiente. Minari es ante todo un drama familiar que haya su conflicto en la concepción de una vida idílica, aunque arriesgada, ello apreciable por generar encanto desde lo cotidiano, algo que se complementa con el escenario natural –casi bucólico–, y que por muy dramático resulta equilibrar las emociones sin desbarrancarse a una catarsis convencional.

Promising Young Woman (2020) relata la historia de Cassie (Carey Mulligan), una joven treintañera comprometida con una particular rutina nocturna: buscar y dar lección a los hombres que intentan sobrepasarse con las mujeres. Emerald Fennell realiza una película entregada a crear una reflexión ante la violencia de género desde una representación que mezcla la comedia negra, el romance y el drama. La directora británica tiene en claro promover una idiomática light, posiblemente, con el fin de no generar en el espectador alguna resistencia que pudiera provocar una discursiva entre académica o de dureza ideológica. Se podría decir que Cassie en su trayecto –desde la tragedia hasta su actualidad–  ha concientizado la existencia de una normalización de los abusos sexuales hacia las mujeres al ver cómo se avala esta “tradición” desde las esferas sociales y judiciales, las cuales consienten o simplemente no actúan con la seriedad posible frente a ese tipo de casos. Esto no solo la ha obligado a convertirse en una desencantada hacia el sexo opuesto, sino también en una ermitaña social al ser la sociedad parte del problema.

Entonces, ¿de qué manera la protagonista canaliza su compromiso para corregir esa realidad? Cassie es una suerte de “vengadora anónima”, perfil que además se define mediante un tratamiento ciertamente humorístico, casi como una travesura de alguna heroína acartonada sacada de un cómic. Promising Young Woman tiene toda la buena intención de crear una serie de circunstancias que permitan vislumbrar la contradicción de una sociedad que subestima la perversión de las “manadas” de trogloditas que pululan por doquier, sin embargo, es el modo cómo cuestiona ese panorama, lo que resulta un tanto caricaturesco y que podría degradar su intención al subestimarse el mensaje que clama por una reflexión social urgente, siendo la autocrítica generalizada un método necesario y fundamental, sea para agresores o cómplices.

El padre (2020) es una grata sorpresa. El director Florian Zeller, autor de la obra teatral en la que se basa esta película, recrea este drama desde una perspectiva importante para comprender la naturaleza de una enfermedad compleja. No recuerdo una película que se haya acercado de una manera tan objetiva a los síntomas del Alzheimer y caer en un dramatismo enfático. Definitivamente, se convierte en un bosquejo para que ajenos a este desorden cerebral logren empatizar con los que lo padecen. Claro que este filme no tiene intención de ser un manual de advertencia, sino más bien un retrato de una crisis familiar, específicamente, en la relación entre una hija y su padre. Vemos así a Anne (Olivia Colman) esforzando por equilibrar su vida íntima y su vida como hija. El padre se extiende en un lapso de años. Han sucedido varias cosas en ese tramo, pero todo se reduce a Anne lidiando con cuidar de su padre Anthony (Anthony Hopkins).

Aunque la historia no lo señale, la crisis se establece ante la falta de entendimiento de este padecimiento. A pesar de que existan antecedentes que sugieran que la relación entre Anne y Anthony nunca fue la ideal, esto pasa a ser un plano que está al margen dentro de la circunstancia de una persona que imagina situaciones, observa la realidad de manera distorsionada, confunde rostros, olvida nombres y no hace más que dejar de aflorar una memoria selectiva. El padre es lograda porque somos testigos de este padecimiento desde la mirada de Anthony. La narración está entre el rompecabezas y lo surreal. De manipularse la luz y las formas, sería un escenario de pesadilla. En consecuencia a esas distorsiones, la película es muy dramática, pero hay muchos de esos momentos en que se comporta como una película de terror. Sea cual sea el sentimiento, es un modo de relato que toca y sensibiliza, y sobretodo nos aproxima a entender sobre el Alzheimer.

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