Dos
películas rumanas con mucho en común. Ambos documentales descubren los
testimonios de comunidades haciéndole frente a un destierro provocado por las
normativas públicas del espacio en donde se encuentran. Son dos casos sobre la
obstinación de sobresalir ante las circunstancias, dos formas de lucha que
parecen desplegar un panorama hostil que mantiene a estos grupos en un estado
de constante incertidumbre. En Olanda
(2019), el director Bernd Schoch se interna en los Cárpatos rumanos para seguir
a una caravana de recolectores y comerciantes que aprovechan la temporada de
crecimiento de hongos para peinar la zona montañosa, mientras intentan evadir
las inspecciones zonales. Schoch no solo atiende al riguroso horario laboral de
estos personajes, sino también al fatigante desplazamiento de estos, a propósito
de la abusiva fiscalización que implican penalidades exorbitantes. A ello se
suma además las reglas del mercado, otra pugna a la que deben adaptarse. Ahora,
esto no implica un estado de subordinación. El remedo de la rutina laboral descubre
también una purga oral por parte de los trabajadores que exclaman por los derechos
del espacio apoderados con ánimo de explotación no del territorio mismo, sino
de los que viven de este.
Por
su lado, A lua platz (2019), dirigido
por Jeremy Gravayat, se asienta en un suburbio francés para registrar la
situación de una comunidad rumana desalojada por decisión del alcalde sin
previo aviso o derecho de reubicación. No estamos tratando con familias que se
han introducido al espacio de manera ilegal ni de personas desempleadas o que
impliquen algún tipo de gesto insidioso para la sociedad. Dicho esto, estamos
tratando con un ejemplo de un procedimiento ilegal y opresivo, y que de paso descubre
un plan de intereses económicos que tiene que ver con la remodelación de la
ciudad. Es decir, así como Olanda,
vemos a familias siendo empujadas a llevar una vida nómada. Se hace eco a la
naturaleza de las comunidades gitanas, los “sin tierra”, pero, en este caso, no
impulsados por un estilo de vida, sino por decisiones externas y superiores a
la de ellos mismos. Sin embargo, a pesar de ese estado que los mantiene en
guardia, sendos documentales descubren un aire de optimismo en estas historias.
En Olanda, Bernd Schoch crea altos a
la rutina que parecen emular a una oda, un respeto y deseo de dignificar la
tradicionalidad del acto comunitario. Mientras que en A lua platz, Jeremy Gravayat suma a la lucha a un colectivo que resguarda
desde los ámbitos judiciales a las familias desalojadas.
Aquí puedes ver Olanda gratis: https://bit.ly/327xeVC
Aquí puedes ver A lua platz gratis: https://bit.ly/3348MU9
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