“El corazón de las inieblas” boliviano. El director Diego Mondaca hace una introducción oscura a un evento histórico. Chaco (2020) no apunta a ser un filme bélico, el de la confrontación de dos bandos o los apuntes de una ideología patriótica, a propósito de la guerra entre Bolivia y Paraguay. Su historia se sitúa en un momento en que el conflicto era vigente, sin embargo, los padecimientos que esta sugiere parecen ser un anticipo de las consecuencias de la batalla. Es decir, ni si quiera el conflicto ha acabado, pero ya estamos viendo los rastros de la miseria, la cristalización de la locura o efectos postraumáticos, todos esos daños colaterales que implica la confrontación entre dos naciones o más. Ahora, por muy curioso o contradictorio que sea, esos efectos surgen por el estado de guerra, mas no por la acción en sí. Mondaca narra la marcha de una milicia en busca de un enemigo que nunca encuentra, pero eso no los libra de una batalla que pone en riesgo sus cuerpos y sus juicios.
sábado, 10 de octubre de 2020
27 Festival de Valdivia: Chaco (En Competencia)
Chacho
se alinea a las películas en donde los disparos o bombardeos son reemplazados
por agresiones del clima o las emocionales, las imperceptibles o sugerentes,
aunque no por eso menos trágicas. Aunque los personajes se encuentren a campo
abierto, es como si estos estuvieran confinados a vagar dentro de un perímetro
cercado. Es la convivencia forzada de un grupo de soldados que, apuntando a la
lógica del encierro, en algún momento comenzarán a imaginarse cosas. Mondaca
reflexiona sobre cómo el marco de guerra distorsiona las mentes y programa a las
huestes a reconocer a un enemigo, y si este no aparece, se lo imaginan, por
ejemplo, tomando como base sus resentimientos o miedos sociales o culturales.
No es gratuito que este pequeño regimiento de aymaras o quechua hablantes esté
dirigido por un alemán. A propósito de la naturaleza lingüística de sus
personajes, Mondaca pronostica las barreras que dividen a un mismo bando. Las
condiciones reales o cotidianas de esta sociedad están destinadas a generar un
conflicto interno que será un polvorín.
Chaco
narra la historia del discernimiento cuesta abajo, algo que de hecho ya se
orientaba desde el principio de la película tras la intempestiva aparición de
una lluvia que alivió la tranquilidad del pequeño regimiento desorientado en un
área de extensión desértica. La reacción de los beneficiados equivale a la
experiencia frente a un acto prodigioso. Algo que no se repetirá ni en
visiones. En su lugar, contemplamos actos de hostilidad entre algunos hombres,
la carencia de alimentos y sobretodo situaciones extrañas. Las acciones más
curiosas devienen de la relación entre el alemán y el asignado para repartir la
comida. Es como una relación entre el amo y el servil, una proyección de cómo
funcionan las dinámicas del poder dentro del campo de batalla, siendo el
segundo un móvil sumiso, presto a seguir órdenes, a pesar de que estas no
manifiesten objetivos o razones claras. Los que obedecen están hundidos en un
estado de catatonia, bloqueo de lo moral y lo real, síntoma que en cierto
momento de la película también recaerá en el amo, pues, después de todo, ese mismo
también es un servil más dentro de la guerra.
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