Particular la lógica de la que penden estas historias de Cristián Sánchez, director chileno al que recién descubro con estos dos últimos largometrajes realizados luego de un corto cese que puso en alto una filmografía que viene de la década de los 70, tiempo en que un director como Raúl Ruiz se descubría como referente de una generación de cineastas en medio del contexto de la Dictadura chilena. Se podría interpretar que es de esa semilla que radica la dialéctica de Sánchez, la cual se asocia a la dramática de lo absurdo, discursiva que Ruiz empleó en películas como La maleta (1963) o El tango del viudo y su espejo deformante (1967-2020) a fin de gestionar una sátira social en plena turbulencia política. Por su lado, Sánchez manifiesta también en estos trabajos recientes un gesto satírico, aunque comprometido con derivar una crítica histórica. Tanto La promesa del retorno (2020) como Date una vuelta en el aire (2020) son películas que parten de un conocido tropo del absurdo. La trama en donde personajes son “atrapados” por un lugar se han representado en Esperando a Godot, de Samuel Beckett, o El ángel exterminador (1962), de Luis Buñuel. Caso las películas de Sánchez, veremos también a sus protagonistas desorientados en un escenario sin salida.
miércoles, 22 de septiembre de 2021
2 Festival Lima Alterna: La promesa del retorno (Competencia Iberoamericana) y Date una vuelta en el aire (Insignias)
La promesa del retorno nos cuenta la historia de una
joven que llega a un museo en donde se exponen pinturas sobre la vida de San
Francisco de Asís; en tanto, Date una vuelta en el aire narra sobre un
grupo de personas ingresando a una casa cultural que ha interrumpido sus
actividades. En las dos películas, los protagonistas se sentirán persuadidos
por el espacio. Algo intangible en el ambiente parece atarlos a ese lugar nunca
recorrido, terreno que en un pasado fue escenario de injurias, en donde
comunidades subalternas fueron explotadas o aniquiladas. Surge entonces ese
gran contraste. La comedia, en la cual personajes rozan con la improvisación y
lo ridículo, choca con un drama o antecedente histórico violento. Sánchez
alegoriza un encuentro particular entre la sociedad del presente y su pasado.
Es la intrusión de estos personajes dominados por una superficialidad ilógica e
insustancial, y víctimas de una ignorancia histórica, a este espacio que les
resulta nuevo y extraño. Su ingreso es equivalente a la admisión a una
dimensión desconocida, experiencia que definitivamente será un punto de
inflexión que les hará virar su modo de percibir lo real.
Un rasgo importante en estas
películas de Sánchez es la fantasía o lo surreal, estos asumidos como
herramientas o puentes que llevarán a los personajes a ese portal al pasado. En
La promesa del retorno, será un sueño el que persuadirá a una joven a dar
con este espacio que hace celebración del arte colonialista en el mismo lugar
en donde ese mismo colonialismo subyugó a una población aborigen. Fantasmas y
voces se convierten en esos otros canales que robustecerán más el escenario del
pasado a ojos de la protagonista y otros más individuos dominados por las
trivialidades de la cotidianidad. Similar situación acontece en Date una
vuelta en el aire. Personas transitan en ese centro cultural en donde
curiosamente no hay rastro de cultura. Este espacio de igual forma fue en un tiempo
lugar ceremonial mapuche. Es así como estos personajes que aluden a una
sociedad fracasada e infértil, de la nada experimentarán un estado de soponcio,
una suerte de posesión histórica que los trasladará a un despertar o estado de
conciencia histórica. Cristian Sánchez, bajo un idioma de lo absurdo y lo
fantástico, nos relata historias en donde sus personajes, reflejos de la rutina
social chilena, configuran su percepción de lo real al reconocer y adherirse al
conocimiento histórico. Es casi una epifanía la que se ensaya.
Mira ambas películas por Cineaparte previo pago.
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