Una interesante propuesta que a principio pone en tela de juicio su naturaleza de cine documental. El director Alonso Ruizpalacios nos cuenta la historia de dos policías, dos testimonios de oficiales mexicanos en actividad que comienza a descubrir el panorama de la corrupción institucionalizada y el estado de desconfianza de la sociedad hacia la entidad, a propósito de la experiencia desencantada de civiles que se unieron para atrapar a los malos elementos de la ciudad, cuando más bien se percataron que comenzaron a ser parte de ese catálogo. Una película de policías (2021) narra estos retratos desde una dialéctica documental, pero asistiendo a una representación ficcional. Es la intercalación entre la oralidad y la dramatización. Por tanto; la sola recreación ya desliga al discurso de un ejercicio meramente documental. Muy a pesar, permanece un equilibrio de modalidades narrativas. Esa formalidad, de por sí, hace que la película de Ruizpalacios salga de un tratamiento convencional. Pero además están las historias en sí, las cuales gestan un vínculo empático debido a su sesgo humano. A pesar de que se activan los prejuicios que aflora el desprestigiado oficio, permanece una simpatía hacia los protagonistas, en gran parte, por su inmersión al terreno romántico.
sábado, 21 de agosto de 2021
25 Festival de Lima: Una película de policías (Competencia Documental)
Ya después es que Una película
de policías provoca un giro en su enunciado. Ruizpalacios devela su
mascarada, el de los supuestos policías que parecían ser actores de sus propias
cuitas, eran parte del montaje. Es a partir de ahí que se diluye el carácter
ficcional y el diálogo documental toma las riendas de la narración. En efecto,
este quiebre sigue distanciándose de los convencionalismos, muy a pesar, lo que
atrae más de esa jugada es que el director mexicano orienta su acercamiento o
empatía hacia los dos oficiales de policía desde una perspectiva distinta.
Vemos así a los interpretes de estas historias reales testificando su
experiencia como oficiales de policía. Es el testimonio de los civiles comunes,
los ajenos al oficio, e incluso desconfiados del mismo, comprendiendo el
ejercicio de los agentes desde la acción, evaluación que forma parte de su
compromiso con el rol ficcional. Esta parte netamente documental del filme
podría interpretarse como el detrás de cámaras a los actores de la primera parte,
la ficcionalizada. De esta forma, Alonso Ruizpalacios nos acerca a esta
película desde dos modos de expresión: una testimonial y otra crónica. Sendos
abordan el prejuicio recurrente de la policía corrupta y generan una óptica
distinta que pretende limar esas asperezas entre la entidad y la comunidad
tomando en cuenta esos casos específicos.
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