martes, 25 de agosto de 2020

24 Festival de Lima: Emilia (Competencia Ficción)

Emilia (Sofía Palomino) ha retornado a su pueblo natal para mudarse junto a su madre. Ella acaba de terminar con su pareja. Ahora, lo que se supone sería su retiro de sanación, es todo lo contrario. Emilia (2020) nos presenta a una mujer de un proceder curioso. No se sabe con seguridad si su actuar deviene de su naturaleza o del duelo que ha provocado su rompimiento sentimental. Lo que sí es seguro es que ella, en lugar de empeñarse a restablecer algún vínculo afectivo saludable o asentarse a una nueva rutina que apremie a su tranquilidad, expresa un gesto lánguido hacia el espacio y los que están dentro del mismo, y de paso genera fricciones. Si bien vemos a Emilia relacionándose, estos actos o afectos son para ella casi un gesto autómata, comportamientos que ponen en duda su discernimiento, haciéndola irreflexible e incluso convirtiéndola en un agente nocivo, porque sus acciones la posicionan en una situación delicada e impertinente. Sucede que desde que llegó esta joven a su antigua comunidad, ella ha comenzado a diseminar el caos, aunque no ciertamente con un ánimo de mortificar al resto, sino a sí misma. Algo de su ejercicio desordenado, así como ciertas secuencias en donde se desplaza en solitario, parecen insinuarnos que estamos tratando con el derrotero de una mujer dejándose arrastrar por la depresión.

El director César Sodero parece sacarle la vuelta a la fantasía del retorno como receta emocional y, en su lugar, descubre a un personaje que no hace más que complicar su condición. Por un lado, es como si Emilia se autodestruyera. Posiblemente, algo de esa relación anterior, un remordimiento atroz, la está empujando a emprender una serie de trances que tendrán una consecuencia que la sancionarán. Es decir, la protagonista hace esas cosas para ser castigada, recibir un merecido que sería una suerte de ejercicio expiatorio. Por otro lado, podríamos asumirla como una mujer que simplemente no cuenta con una brújula sentimental, experimenta sin apetencia y por puro impulso a causa de una desmotivación inherente. Tenemos a la Emilia tentando una nueva relación, a la Emilia que se entromete en relaciones ajenas –tanto de la amiga como de la madre– y otra relación que provocaría un caldo de prejuicios de mayor radio. Existe más de una versión de Emilia, todas tienen que ver con relaciones sentimentales, aunque en distintas circunstancias, pero que siempre le provocan un deterioro emocional, sea inmediato o tardío. A esas versiones, se sumaría la versión de la Emilia sobreviviendo a una separación. Desde ese aspecto, Emilia es la historia de la degradación emocional, casi suicida, de una mujer.

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