miércoles, 18 de noviembre de 2020

6 Semana del Cine ULima: Exilio

Un interesante filme que observa los efectos de la xenofobia desde una perspectiva poco habitual. Xhafer (Misel Maticevic) es un padre de familia que ha comenzado a percibir una serie de irregularidades dentro de su entorno laboral. Aparentemente esto no deviene de su desempeño, sino de algún agente de dicho entorno que tal vez pretende boicotearlo. Pero, ¿por qué? Sucede también que esa misma mañana nuestro protagonista descubrió una “broma” macabra en la puerta de su casa. Es decir, el estado de inquietud de Xhafer ha comenzado a ir en aumento. En tanto, nosotros percibimos esa perturbación. Comenzamos a identificarnos además con su punto de observación y lo que podría estar pasando en su cabeza. Son dos signos de menosprecio en una mañana y ninguno justificado; eso no es normal. No al menos para una persona promedio, pero tal vez sí para alguien de origen kosovar que radica en Alemania, nación que casi cien años atrás tuvo antecedentes de una política racista. Exil (2020) es una película dominada por el fantasma de la xenofobia, el estado de incertidumbre de un inmigrante atrincherado por un enemigo difícil de enfrentar, pero también de identificar.

El director Visar Morina realiza una película que se inspira en los testimonios de extranjeros siendo acosados por una práctica del rechazo que se presume como un acto consentido o hasta normalizado por toda una comunidad. Ese concepto es el que domina el consciente de Xhafer. Veremos así el quiebre de una tranquilidad que se va abriendo a la paranoia dentro de un entorno sofocante. ¿Qué podría saturar aún más ese estado de ansiedad frente a la proximidad de un enemigo que comparte mismo lugar que el de la víctima? El ajuste de los espacios. No es gratuito que Morina opte por poner a desplazar a su protagonista por escenarios con habitaciones estrechas. Estamos hablando además de un poblado pequeño alejado de la gran ciudad, en donde las edificaciones por mucho que exteriormente se manifiesten grandes, interiormente descubren pasadizos largos y estrechos con compartimientos de perímetro corto. Es una característica contradictoria o hasta irónica, gesto que también provoca la predominancia de colores cálidos, aunque opacos, en el tramo de la película. Y son justamente estos rasgos los que describen el espacio íntimo de este hombre agotado por el bullying.
Es significativo el cambio de ambiente que sufren los interiores de la casa de Xhafer a medida que este mismo va aumentando esa intranquilidad. Además de la estrechez de los espacios y los tonos de los colores, la iluminación es clave para bosquejar el desvío mental del kosovar. Ahora, tomando en cuenta el razonamiento de Xhafer, la lectura de esta escenificación sería de naturaleza dramática: el estado de frustración y exilio que el hombre experimenta públicamente y, hasta cierto punto, íntimamente. Pero, claro, está también el razonamiento externo, el inmediato o el que huye de la obsesión que padece el protagonista principal. Exil es una película que hace sumatoria de argumentos basados en la expectativa del prejuicio. Visar Morina representa un ejemplo del reverso de la xenofobia, el estado de inseguridad de un hombre que se adelanta a los hechos, el miedo o alerta constante de ser una víctima más de una actitud que, en efecto, es vigente, pero tampoco está generalizada. Dicho esto; las escenificaciones de Xhafer postrado entre la penumbra y las lumbres de cálidos opacos resultan más bien una extensión de un estado demencial que ha comenzado a embargarlo producto de su autoencierro en una burbuja de la autocompasión.

Mira la película gratis aquí (entradas limitadas): https://bit.ly/35IIcm8

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