lunes, 23 de noviembre de 2020

35 Festival de Mar del Plata: El año del descubrimiento (Competencia Internacional)

Interesante e ilustrativo panorama de la tradición sindical en Cartagena, España. El ex Colectivo Los Hijos realiza un segundo filme que, en un principio, asume similar modo de registro empleado en El futuro (2013). Luis López Carrasco graba de manera como si su cámara se infiltrase en un encuentro social. La idea es clara: incluso en los instantes de rutina u ocio no se puede dejar de pensar políticamente. El director gusta acercarse a espacios y reuniones sociales a fin de explorar la conciencia social-política. En El año del descubrimiento (2020) ese síntoma es más inmediato. Los asistentes a este documental son en su mayoría vinculados con el sindicato de la ciudad de Cartagena; unos activos, otros retirados. Ahora, lo importante para López Carrasco es que los límites generacionales no sean combinados. Es decir; veremos a los jóvenes por un lado, mientras a los veteranos por otro. Esta no es una intención únicamente ventajosa para crear una estructura de su película. La necesidad de separar estas mesas genera indirectamente una dialéctica entre ambas.

A medida que vamos escuchando a las dos generaciones por separado, se va respondiendo una pregunta crucial: ¿qué se piensa cuando se habla de sindicato en la ciudad de Cartagena? Entre los turnos resulta así un caldo de definiciones y sentimientos que podrían darnos un esquema que se mece entre el compromiso férreo y el desencanto, el alcance de importantes reformas y la inutilidad de una práctica. Lo cierto es que por mucho que se perciba una divergencia de conceptos es claro que el oficio sindical despierta el debate en esta comunidad. ¿A qué se debe? La respuesta está en los antecedentes históricos. Se podría decir que ese es el preámbulo de El año del descubrimiento, el cual, posteriormente, se centrará en los testimonios de las personas que fueron parte de la efervescencia laboral acontecida en 1992, un año de contradicción para la nación. Mientras que públicamente y exteriormente se rezaba que España gozaba de un apogeo del desarrollo, miles de trabajadores eran despedidos en la ciudad de Cartagena a propósito de la reforma del sector industrial. Ese es el contexto histórico por el que circundan las declaraciones de los que fueron parte de las varias huelgas que ocurrieron durante esa temporada y que tuvieron punto alto con el incendio del Parlamento municipal.

Se entiende entonces por qué la tradición sindical despierta emociones tanto en los jóvenes como en los ancianos. López Carrasco reconfirma que la discursiva social depende mucho de la eventualidad histórica. El pasado, el presente y el futuro están en continua interrelación en este documental, lo que genera un debate interminable del que todos se sienten cercanos y con derecho a opinar. Si los mozuelos no fueron parte de las acciones de los noventa, sí los fueron sus padres. Lo mismo estos padres hablan de los suyos. Es toda una cadena hereditaria, en donde el vivir en carne propia y la memoria de pronto no tienen mucha diferencia, dado que los jóvenes parecen haberse apropiado de esa herencia para solventar sus posturas, ya sea siguiendo los pasos de sus predecesores o evadiendo eso que embarrancó a varios al alcoholismo o la depresión. El año del descubrimiento es toda una paradoja, porque mientras se amasa lo que es una rememoración u homenaje a un acto social heroico colectivo estos mismos actos terminaron por encausar a un atasco emocional generalizado, un total estado de decepción, consecuencia de una lucha sindical que fue traicionada por el parlamento político que el mismo sindicato otorgó su voto de confianza.

Este es un ejemplo histórico infame de la política vendiendo las utilidades de la comunidad. Los empleados nunca recuperaron sus puestos de trabajo y la larga lucha y sacrificios grupales y personales, en ese momento, “lucían” haber sido en vano. En consecuencia; dicho evento genera un cisma en la conciencia laboral, obviamente, entendible. Muchos de los sindicalistas dimitieron, otros decidieron continuar, y a esto se suma la interpretación de los hijos. Por un lado, El año del descubrimiento es el descubrimiento de un pasado. Por otro lado, es la revelación de un presente. Retornando a la introducción, sucede que son varios los cismas que han dividido a la nación española, y todos, definitivamente, responden a los antecedentes históricos. Franquistas o socialistas, fascistas o progresistas, sindicalistas o individuales. La película de Luis López Carrasco define a una España con muchas divergencias, muchos retos y fantasmas por derrumbar, y aunque muchos de estos están muy arraigados, el presente, la generación joven, no deja de rebelar un compromiso por neutralizarla. El año del descubrimiento tiene muchas chispas de optimismo.

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