lunes, 22 de noviembre de 2021

36 Mar del Plata: Aurora (Competencia Latinoamericana)

Un retrato sobre la maternidad desenvolviéndose en situaciones intrincadas. La historia de la directora Paz Fábrega está conducida por un trío de mujeres. Esto no necesariamente convierte a su película en la representación de un universo femenino, sino en la observación de un rol que será ejercido únicamente por mujeres, en este caso, asumiendo el cuidado hacia la vida de un menor. Aurora (2021) empieza con Yuliana (Raquel Villalobos), una adolescente, descubriendo que está encinta, y es a propósito de esa revelación que recibirá la asistencia desinteresada de Luisa (Rebeca Woodbridge), una mujer a quien conoce de una escuela en donde ambas hacen caridad dictando cursos complementarios a niños. A primera mirada, podría decirse que este filme se reduce al panorama de personajes ejerciendo una actitud generosa innata, ya sea por conexión hacia su mismo género o hacia la sociedad en sí. El hecho es que hay una motivación tras esos actos de asistencia, y es eso mismo lo que anula ese valor de compromiso hacia lo social, el cual será reemplazado por un compromiso personal. No es un tema de valores, es un tema de establecer un vínculo hacia alguien que se convierte en una motivación íntima.

Ya para cuando vayamos conociendo la rutina de vida y antecedentes de cada una de las mencionadas, se irá comprendiendo esa resistencia o estímulo en cuanto al cumplir el rol de madre. Yuliana no se convence ante una vida que ella ha percibido como extenuante y hasta resignada. En tanto, Luisa reconoce en Yuliana la oportunidad de acoger un rol que le ha sido esquivo por razones no muy claras. Vemos de esa manera a dos “madres” dentro de circunstancias que son complicadas. Pero hay otra madre más, la de Yuliana, esa mujer a quien vemos ocasionalmente debido a la exigencia laboral, de la que, obviamente, depende para mantener a su familia en donde el padre es figura ausente. Aurora de esa manera congrega a mujeres desempeñando ese rol maternal según sus posibilidades. Esto es clave. En el trecho percibiremos una serie de actos de estas mujeres que a simple vista son cuestionables o hasta alarmantes, caso niños privados de la vigilancia paternal o una paternidad cedida a un adolescente que posiblemente ni sea el padre. Pero ante eso, Paz Fábrega se niega a cuestionarlos. La directora tiene en claro que sus personajes responden según sus perspectivas, condiciones o maneras de conducir su vida y no por simple deseo. En tanto, su película resulta ser también un reflejo social.

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