lunes, 15 de noviembre de 2021

7 Semana del Cine ULima: Wheel of Fortune and Fantasy

Tres historias en donde el deseo y la casualidad provocan un orden emocional aleatorio en sus protagonistas. En cuanto al deseo, no se confunda con el amor. En efecto, el director Ryusuke Hamaguchi es un aficionado a este tópico, sin embargo, aquí estamos tratando con personajes que descubren una repentina o adormecida obsesión hacia alguien. Respecto a la casualidad, no es una casualidad hitchcockiana que acontece, es decir, un encuentro desafortunado que compromete a sus personajes a un conflicto ajeno. Hamaguchi gesta en su lugar encuentros que no son necesariamente desafortunados y además los conflictos que se originan no son ajenos a los que la experimentan al hacer referencia a estos mismos. Esto último convierte a dichas casualidades en una situación especial, una suerte de magia, karma o un divertido azar. En tanto, es coherente el título alternativo de La rueda de la fortuna y la fantasía (2021) al manifestarse relatos en donde los personajes obtienen “premios” inesperados que bien reconfortan o disgustan. Ahora, no es precisamente el deseo y la casualidad los gestos estimulantes en esta película de episodios. Lo más atractivo deviene de cómo se va construyendo la reacción ante esas circunstancias insólitas.

Hamaguchi nos presenta a personajes que de por sí parecen poseer una personalidad espontánea e impredecible. Esto, inevitablemente, va generando leves giros dentro de las situaciones muy al margen del punto de inflexión o casualidad. Una vez más, la ruleta sigue girando dentro del escenario. En La rueda de la fortuna y la fantasía, lo inesperado depende por tanto también de los mismos personajes. Claro que no deja de ser una interrogante si lo intempestivo siempre es parte de la esencia de los implicados o solo una reacción producto de ese hecho casual. En la primera historia, esta duda sí se aclara. En gran medida, esa fuerza impulsiva deviene de la naturaleza de una expareja. Es el personaje más rico, complejo y tradicional de toda la película. Ryusuke Hamaguchi parece inspirarse de tantas películas melodramáticas del Hollywood clásico que descubren a personajes femeninos egoístas y, en complemento, personajes masculinos prisioneros de ese proceder. Es el mejor relato de los tres episodios. Es donde además la dialéctica luce más dinámica, natural y explora con mayor densidad los conflictos humanos dentro de una situación romántica. Por su lado, las otras dos historias se estancan en lo idílico.

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