En una entrevista que le realicé hace
casi dos años atrás a Alexandre O. Philippe, el director adelantaba su ánimo
por realizar un western. Ese sería su primer largo de ficción, el cual
ya tenía una idea desarrollada. Pero previo a esa primicia, confirmaba su
obsesión por realizar documentales sobre sus cinefilias. Era entonces de
esperar que, como antesala a esa aventura ficcional, Philippe se vería tentado
a retratar su obsesión hacia el género en cuestión mediante otro documental. The
Taking (2021) no está lejos a los ejercicios emprendidos por el director.
Hablar de los zombis en su Doc of the Dead (2014) o de la famosa escena
de la ducha de Psicosis (1960) en 78/52 (2017) fueron también disecciones
a ciertas películas con el fin de adentrarse a universos y a propósito
comprender cómo la ficción generaba un impacto en la realidad. En The People
vs. George Lucas (2010) se observa el fanatismo de toda una generación extasiada
con la primera trilogía de Star Wars, y además la rebelión de muchos de
ellos contra una “traición” hacia sus preceptos originales tras el estreno de
la segunda trilogía. Vemos de esa manera cómo la ficción invade la realidad y
provoca reacción, uno que es fruto del apasionamiento, y que es consecuencia de
toda una argumentación o sustento ficcional que logró persuadir a poblaciones.
The Taking, a primera vista, podría
confundirse como el documental más serio o académico de Philippe, junto a Memory:
The Origings of Alien (2019). Lo son, sin embargo, esto no quita de que sendos
sean también un registro a una comunidad de frikis. Si bien no vemos a
los entrevistados vestidos de vaqueros, caminando como John Wayne o tomándose
fotos frente al Valle de los Monumentos, no los salva de que estos mismos son
el resultado de una masa de espectadores aficionados hacia el género, la cual se
crio con sus patrones y estereotipos fílmicos que, definitivamente, amoldaron sus
conceptos sobre el cine y la historia de las civilizaciones en el norte de
América. Ahora, el hecho de que varias de sus disertaciones desenmascaren o
hasta cuestionen el discurso adverso que envolvía el cine western en Estados
Unidos, no significa que hayan creado un distanciamiento o aversión hacia los
mismos. La afición es una relación de amor y odio, es extraña, trasciende, no
caduca, parece renovarse una y otra vez. Muchas de estas películas se repiten,
son casi clichés, pero, a ojos de estos y tantos espectadores fascinados por el
cine western, cada película o secuencia es distinta y su visión sabe
distinta a la primera o segunda visión. Es un acto de fe el que aquí se suscita,
una epifanía ante la imagen y lo que sugiere esta.
Pero ese el segundo plano del
documental, el cual que no se debate e incluso hasta se intenta esconder. The
Taking es un estudio a los mitos que surgen dentro de las ficciones o
representaciones western. Es todo un conocimiento adherido a la imagen el
cual ha trascendido producto de la repetición y, obviamente, del filtro sublime
y hasta inefable que directores como John Ford han proyectado entorno a lo que
hoy se conoce como el Viejo oeste. Este es un escenario con buenos y malos mezclados
en un espacio abierto, desértico y pedregoso, lugar de exploración, zona de
enfrentamientos violentos, ello en valor de la ocupación de nuevas tierras, así
como la expansión o preservación de la civilización. Claro que esta es una
teoría del cine, y no una lección de historia, y es que, salvo casos
específicos, una película nunca te contará lo que en realidad significaba el
enfrentamiento entre una diligencia y los indios. Entonces, Philippe convoca a
eruditos del tema para reflexionar sobre el western y sus montajes, esas
máscaras que ocultaban la realidad en favor de crear un nuevo mito, el que,
según los propios historiadores, fue una base esencial para el nacionalismo
estadounidense, pero que a su vez oficializaba el destierro de los verdaderos aborígenes.
Se va entendiendo entonces el sentido
del título. El western entendido como un ejercicio de la apropiación
desde distintos flancos. Es la apropiación histórica, la negación o
silenciamiento, por ejemplo, de la expropiación de las tierras de la comunidad
navajo. Es una apropiación física, al dejar de ser lugar de comunidades
aborígenes para ser un espacio para la ficción. Es una apropiación ideológica,
dado que el escenario del Valle de los Monumentos no tendrá nada que ver con el
sentido primitivo que le otorgaron sus primeros habitantes y en su lugar no deja
de traducirse como el recinto simbólico de una nación que logró dominar hasta
el espacio más infértil del vasto territorio que hoy dominan. Por tanto, lo que
un día haya significado ese lugar árido de Estados Unidos, ya no existe más. En
su lugar, solo hay ficciones o abstracciones que el espectador o el turista
común y silvestre creer ver en el paisaje. A consecuencia de los mitos del western,
la naturaleza ha perdido su esencia y se ha convertido en un plató. The
Taking podría ser una gran introducción para entender el poder del cine cuando
se trata de promover una propaganda. Alexandre O. Philippe realiza un
documental muy nutrido en base a imágenes que sustentan las teorías engañosas y
persuasivas del cine. Claro que eso de paso genera una paradoja. Pueda que
suscite un acto de cuestionamiento, pero sus imágenes, esas bellas secuencias
fílmicas, no hacen más que fortalecer el fanatismo hacia western.
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