Del 12 (a partir de las 7pm) al 20 de noviembre, inicia una nueva edición de la Semana del Cine ULima. Toda su programación será online, gratuita, sujeta aforo y disponible en todo el Perú.
Tierna y cálida historia que
cuenta el particular acercamiento entre una hija y su madre. Céline Sciamma
crea una película en donde le otorga la oportunidad a una pequeña niña a
comprender la naturaleza de esa persona que le causa daño tal vez de manera involuntaria.
Es como si la directora se inspirara en un drama convencional, solo que su
motivación está impulsada por una compasión hacia la víctima más frágil de ese
escenario. Bajo ese sentido, su película se convierte en un acto humano,
reparador y además en un gesto maternal. Petite maman (2021) retrata los
días de soledad de una niña en la casa de su recién difunta abuela. La
jovencita experimenta una ausencia paternal y maternal, una emocional y otra
física, respectivamente, pero, en efecto, es el “problema” de mamá el que ha
provocado un desconsuelo generalizado en esta familia de a tres. ¿Cuál es ese
problema? ¿Cómo una niña puede comprender eso tomando en cuenta el
ensimismamiento de sus mayores? Definitivamente, Sciamma entiende es un tema
adulto para Nelly (Joséphine Sanz). ¿Cómo hablar o acercar a la pequeña a un
terreno complejo para su comprensión? Es así como la directora decide mediar
esto ingresando al escenario fantástico.
Sin ningún ánimo de crear
hipótesis o ceder a las interrogantes de los apasionados por el género de la
ciencia ficción, la directora promueve un giro en su trama que quiebra las
leyes naturales. El encuentro con una niña de su misma edad que conocerá en el
bosque cerca a la casa de la abuela, en principio, despistará a la pequeña
protagonista de ese conflicto familiar que naturalmente le preocupa. Ya para
cuando asimilamos la peculiaridad de los hechos que envuelven a ese encuentro,
además de reconocer la identidad de esa nueva amiga, es cuando comenzamos a saber
más sobre los antecedentes de su madre ausente. Es una descripción necesaria
como preámbulo para que más adelante la pequeña Nelly pueda recabar en ese
problema que su realidad le niega explicación y que ahora la fantasía le otorga
la oportunidad. Petite maman, más allá de ser un encuentro mágico, es un
encuentro significativo para una niña con tantas preguntas. No hay nada como la
revisión del pasado de un individuo para comprender el comportamiento de este,
y qué mejor si este mismo es su guía y además habla el mismo “idioma” de Nelly. Podríamos decir que la realidad
de su pequeña amiga es el escenario perfecto para que Nelly pueda ser
orientada, algo imposible o que hubiera sido un tanto áspero averiguarlo desde
su realidad misma, a manos de adultos incapacitados de ordenar incluso sus
propios conflictos. Existe pues una gran diferencia entre ir descubriendo la
verdad de un problema como si se tratase de un juego o de la manera
tradicional, frontal, madura, cruel, lo que resultaría traumático para una
menor. A propósito, es que Petite maman, por momentos, parece
despistarnos de una certeza deprimente. En efecto, el conflicto de una madre no
logra describirse con puntualidad. Hay mucho de suposición, detalles que no
llegan a oídos de Nelly, no por ocultar, sino porque lo fundamental o necesario
para la niña ha sido comunicado. Es decir, hasta en el momento de la
revelación, Céline Sciamma cuida a su pequeña protagonista. Es preciso que sepa
únicamente lo indispensable para calmar sus inquietudes. Ahora, otro detalle
importante de este encuentro imprescindible y curativo es que no es solo un
escenario oportuno para hallar respuestas, es también una suerte de lugar para
recuperar la confidencia, una oportunidad para acercar y fortalecer el vínculo
entre madre e hija. Hermosa secuencia de las pequeñas preparando crepes. Es la
recuperación del tiempo perdido, técnicamente, desde el pasado, lo que
posibilita la trascendencia de un bello recuerdo.
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