En medio del paraíso,
el infierno también reina. Rufus Norris, reconocido director teatral, realiza
una ópera prima que se debate entre el bien y el mal. Broken (2012) parece ser un boceto extraviado de Terrence Malick
sobre cómo el amor y la violencia conviven dentro de un mismo espacio. Tres
familias de pronto serán víctimas de la tragedia, una que se revela en
distintas formas y niveles. La enfermedad, el luto y la locura serán sus puntos
sensibles. Shunk (Eloise Laurence), una niña de once años, padece de diabetes
en nivel 1; el señor Oswald (Rory Kinnear), luego de la muerte de su esposa,
tiene que convertirse en padre y madre para sus tres rebeldes hijas; Rick
(Robert Emms), un cohibido adolescente, será recluido en un sanatorio a raíz de
una confusión.
Broken se muestra dramático desde su principio. Lo cierto es que durante todo el
largo del filme, los personajes no dejan de provocar ternura a través de sus
diálogos de rutina, los abrazos grupales, el juego entre hermanos, sus primeros
amores y demás afectos que vanamente intentan frenar lo trágico. El mismo
vecindario donde se establecen estos protagonistas parece predecir el caos y la
destrucción. En el corazón de este barrio un depósito de chatarras funciona.
Entre el correteo y las risas de los niños paseando por las calles, el quejido
metálico de los autos reciclados retumba a unos metros. No existe espacio para
la apacibilidad en este pequeño pueblo. Los mismos infantes parecen incluso
haber adoptado ese comportamiento brusco durante sus horas de juego, robando
bicicletas en el camino o arrojando estiércol a cualquier transeúnte distraído.
Rufus Norris parece ubicarse
entre las fronteras del cine de Shane Meadows y Harmony Korine. Del cineasta
inglés cita esa afición por admirar la simpleza social en su fase más cálida,
mientras que del estadounidense adopta ese perfil más áspero de la sociedad
suburbial. Norris, sin embargo, tiene como adicional una narrativa visualmente
lírica, sello que sutilmente revitaliza esa dicotomía entre bien y el mal. Logradas
son las interpretaciones de Robert Emms y Eloise Laurence, pero sobre todo el
de la pequeña actriz, no precisando de gritos o lágrimas para llamar la
atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario