miércoles, 14 de marzo de 2012

El misterio del Kharisiri

Los buenos momentos de El misterio del Kharisiri (2004) son aquellos en que la película provoca un ambiente tétrico y baldío. Escenas donde un joven periodista va indagando por lugares ajenos de una ciudad que no sabe nada sobre la desaparición de su colega. El ingreso a una iglesia donde la fría y barroca inmensidad de ese recinto se enaltecen, donde un cura hippie revitaliza humildemente una historia vetada por el miedo, y una cámara digital es usada como primera herramienta que registra lo intangible por la vista de un foráneo, ignorante de tradiciones y demás creencias. El director puneño Henry Vallejo relata una historia de pueblo, sobre desaparecidos y ritos macabros a manos de curanderos. La película gana sus méritos al recurrir en un principio a historias que se dividen: la de unos contrabandistas, la de una infeliz mujer y la de una pareja de reporteros. Es esta última historia la que luego tomará mayor protagonismo, la que dará origen además a ese “misterio”, y la que finalmente reunirá a todos los protagonistas antes citados.

Es a partir del encuentro de la desaparecida que la película deja de ser interesante. El proceso de curación de la mujer enferma es más bien el compromiso a explicar más sobre la naturaleza de estos sacerdotes, lectores de coca, sobre la batalla entre los que hacen el bien y los que hacen el mal, la simulación de un combate que recoge una perspectiva épica y que de hecho el que desconoce del tema estará más que desconcertado. El final de El misterio del Kharisiri en realidad sucede –o debería suceder –muchos minutos atrás. En técnica, Vallejo hace buenos esfuerzos por provocar puntos de vistas con la cámara: ángulos en picado perfecto, planos que observan el ambiente solitario de un poblado. Una fotografía saturada en el contraluz o cuando la luminosidad es escasa. La película hace buen intento al retratar un thriller que dialoga con lo fantasmal, que poco tiene que ver con el terror, y que reemplaza por un suspenso que se sostiene de la sumisión de su protagonista principal y su obsesivo deseo por encontrar a la mujer que ama. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente comentario Carlos, continua asi, perfecto.