lunes, 23 de marzo de 2015

A propósito de Nymphomaniac: Parte 1, un apunte a lo más reciente de Lars Von Trier

Ya que en principio Nymphomaniac (2013) es una película para ser vista en un solo corte (pero dada su gran amplitud ha sido dividida en dos partes), me reservo de hacer una crítica a la misma, no al menos hasta ver su segunda parte; si es que me animo a verla, claro está. Hago, sin embargo, un comentario a propósito del cine más reciente de Lars Von Trier. Oportunidad que hasta el momento no se ha podido debido a que no se ha visto en cartel alguno de sus últimos filmes. Me remonto desde su película Anticristo (2009) -en imagen-, que resultó para el danés su punto de inflexión respecto a su estilo. Desheredarse del Dogma lo llevó a ubicarse a un lado extremo a dicha formalidad fílmica.
Von Trier siempre fue experimental y polémico, mas desde Anticristo, el director fue víctima de la extravagancia. Sus filmes se volvieron enciclopédicos, de estética saturada, con temáticas supurantes que evocan a la sexualidad, el colapso nervioso y reflexiones existenciales que evocan a lo absurdo o sobrenatural. Un cine presuntuoso y gratuito que hace extrañar a películas como Europa (1999) –perteneciente a su primera etapa que no fue Dogma– o Bailar en la oscuridad (2000). Lars Von Trier es el Michael Bay del cine de autor. Actualmente, productor de un cine de pura lata.

jueves, 19 de marzo de 2015

Big eyes

Una muestra de lo menos excéntrico que se podrá encontrar en la filmografía de Tim Burton. Big eyes (2014) narra la historia de un fraude y la de una pareja compuesta por una mujer sumisa y un hombre oportunista. Todo inicia como un cuento de hadas, mas finaliza en un juzgado. Margaret (Amy Adams), bajo el prejuicio del canon artístico reconocido como un medio exclusivamente masculino, cederá a las argucias de su esposo Walter (Christoph Waltz) al brindarle los derechos de sus propias pinturas a fin de que estas “salgan al mundo”. Walter, de hecho, tiene técnica para vender y promocionar(se), cosa que carece la sencilla Margaret, quien parece conformarse con respirar.
Se puede entender que Burton se toma unas vacaciones de su estilo. Big eyes, sin embargo, convalece también de una profunda superficialidad, esto a pesar de que la historia invita a darse una lectura más profunda sobre la complejidad de un estilo artístico. El relato alberga además una carga dramática sobre el sacrificio de los sueños o la frustración misma, cuestiones que son tratadas con poca trascendencia. En su lugar, Burton prefiere retratar una anécdota histriónica. Este biopic de Margaret Keane termina siendo una versión sacada de un tabloide, como un chisme o el mismo show que se monta en la corte de Honolulú.

lunes, 16 de marzo de 2015

The Babadook

La ópera prima de la directora Jennifer Kent es la película más atractiva correspondiente a la ola de terror que ha venido generando la industria fílmica en Australia durante la última década. Al igual que en películas como El exorcista (1973) o Evil dead (1987), The babadook (2014) arranca el suspenso con el descubrimiento de un objeto olvidado en el ático/sótano; un cuento de terror del cual ninguno de los miembros que habitan en dicha casa conocían de su existencia. Revelado este centro de atención, se abrirá paso a una serie de eventos inexplicables, los mismos que activarán el mal agüero, además de las frágiles mentes de dos personas con antecedentes funestos. Por un lado, es el pequeño Samuel (Noah Wiseman) lidiando con su soledad y “eso” que únicamente él puede ver. Por otro, Amelia (Essie Davis) adaptándose a su viudez (una que llegó con violencia) y a la excentricidad de su pequeño niño, quien parece que poco a poco se le va escapando de las manos.
Dos son los planos que se presentan a inicio de la película: el suspenso y sobre la intimidad de esta reducida y deprimente familia. Tal parece que Amelia, además de seguir arrastrando cuadros depresivos generados por la muerte de su marido, es también víctima de un desasosiego producto del desvelo y la ansiedad que le provoca su hijo Samuel cada vez que le anuncia que “el monstruo del cuento lo intimida”. Se contempla así esa doble crisis. La nerviosa y realista de la madre frustrada, y la terrorífica y fantástica del niño acechado por un espectro. Es el drama familiar y el suspenso ante lo intangible. Por dónde se contemple, el hogar parece estar destinado a su próximo hundimiento. Tanto los ánimos como la misma atmósfera están sobrecargados, y entonces la tensión parece sofocar a sus personajes. A un plano más profundo de la intimidad familiar, Amelia vive, además, sexualmente reprimida en su propia alcoba. Es hasta en su momento más íntimo que Samuel -el responsable de esto- parece privarle de su sexualidad.
En el largo de la historia, el único hombre más cercano a relacionarse con la madre, será repelido por la misma mujer, esto gracias a la complicada situación en la que se encuentra su hijo en esos momentos. Tal parece que el niño actúa en su madre como repelente sexual incluso hasta de forma omnipresente. Ya más adelante, y para cuando se haya manifestado sin asco esa criatura tétrica que parece sacada de algún  boceto de las películas de George Melies o Segundo de Chomón, la madre, quien ya venía trastocada por sus propios demonios, parece ser la víctima más indicada, dada su fragilidad mental, para ser la poseída. Amelia será el huésped perfecto de la criatura. “Babadook”, cual Freddy Krueger o hurtador de sueños, dejará de castigar externamente, para ahora hacerlo internamente. A partir de ello, The babadook se convierte en un reciclador de otras películas correspondientes a su género, siendo la más notoria El resplandor (1980), hurtando incluso frases textuales de la creatividad de Jack Torrance antes de intentar “aplastar la cabeza” de su esposa.

lunes, 2 de marzo de 2015

La teoría del todo y Siempre Alice

Dos películas sobre cuerpos y mentes que van sufriendo ante el grado degenerativo de una enfermedad. Esto da por consecuencia una radiografía sobre el padecerlo con dignidad o desesperación. La teoría del todo (2014), de James Marsh, apunta al paciente sobrellevando la misma. La historia del astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne) es contemplada como una historia optimista a propósito de una tragedia. En la trama veremos cómo el amor, la descendencia y los frutos teóricos puramente científicos van floreciendo. Marsh muestra obstáculos y crisis, mas en paralelo lo que le importa es resolver las glorias; esa respuesta digna ante lo trágico. Se podría incluso concluir que toda la película fue solo pretexto para alcanzar a una gloria máxima: ¿Cree Stephen Hawking que es suficiente una fórmula para responder sobre el origen de las cosas? La teoría del todo concluye como un triunfo de la fe sobre la ciencia, esto a propósito de una tira de sucesos que se desplazan con fugacidad. De hecho, dentro de la realidad de la película, no existe un centro en la historia. Es más un vistazo a la intimidad de un reconocido personaje.
Siempre Alice (2014), de los directores Richard Glatzer y Wash Westmoreland, es por su lado la tragedia asistiendo al declive, una que también recae en lo personal como lo profesional. A diferencia de Hawking, aquí es la mente la que colapsa, esta producto del alzheimer. Alice (Julianne Moore), llena de glorias, observa con desánimo la enfermedad que en un futuro no muy lejano, borrará toda evidencia de su pasado y presente. La vida de Alice depende de la lucidez de su memoria. He ahí el drama de la historia. Como en First cousin once removed (2012), documental de Alan Berliner, se representa de igual forma a un protagonista de transcendencia intelectual que va perdiendo la noción de la realidad; el castigo más injusto para un académico. La diferencia es que mientras Berliner hace honores a su personaje en base al pasado, Siempre Alice prefiere abordarlo desde el presente, que es la pesadumbre del personaje y su familia combatiendo con la dolencia. El final de la película parece también aspirar a una de las conclusiones del documental de Berliner. Dentro de la irrealidad en la que se sumerge Alice, parece no haberse extraviado del todo la esencia.