*Alerta de spoilers a partir del párrafo tres.
Qué pasa cuando uno realiza un remake de una película como el de Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984). Definitivamente tiene que abstenerse a la injusta comparación frente a su original, sea de parte de su público fanático como el de la misma crítica. O sea, es la película copiada, repetida, falta de originalidad, versus una de las películas que no solamente es un hito dentro del género de horror, sino dentro de la historia del cine, motivos, la misma historia nos responde. Como bien dije, es injusta la comparación debido a que si estamos tratando con un remake esto no significa que esperemos ver la misma película que vimos hace 26 años. Nunca se podrá realizar dos productos más de una vez –entiéndase esto como la expresión “bañarse dos veces en el mismo río” –, es imposible. Pero lo que sí es cierto es que no será posible hacer entender esto a todo un público fanático de esta película slasher.
Lo que también es cierto es que si esta nueva versión de Pesadilla en Elm Street de Samuel Bayer no hubiese tenido como protagonista a Freddy Krueger, hubiera pasado desapercibida. Muy independientemente de la creación de Craven, Bayer no sabe crear un estado de tensión debido a que está contaminado del estilo de horror que actualmente el público adolescente consume. Una vez más vemos a un grupo de adolescentes que está viviendo una mezcla de drama y paranoia, es así como los gritos y súplicas no se hacen esperar. Vemos además a un villano que es de frases cortas, nada rebuscadas, como si fuera nuevo en la materia. Estamos frente a un ser de ultratumba que no hace más que insultar y redundar sus amenazas. Hasta para matar uno debe de tener estilo y personalidad, y este villano no la tiene. Sus apariciones y asesinatos son como un, “aquí vamos otra vez”: la víctima se percata que está viviendo un sueño, corre, grita, llora, aparece entonces Freddy al final de un oscuro corredor, saca chispas de sus garras o sino comienza a afilarlas con un movimiento de dedos. La víctima sigue escapando hasta que de pronto se topa con una pared, está atrapado, está muerto(a). Fin del sueño. Todo pasó hasta que aparece la próxima víctima y otra vuelta de tuerca. Esto visto independientemente de la película de Craven.
Ahora, para mal de Bayer, comparándola con su original. Pesadilla en Elm Street trata la misma historia de su original, más no es la misma. La protagonista principal aquí también se llama Nancy y su grupo de amigos comienzan a tener pesadillas con un hombre de garras afiladas que los persigue y amenaza con asesinarlos. La diferencia está en que este grupo están relacionados por su pasado, y aquí viene el aporte de Bayer. Estos jóvenes habían estudiado en un jardín de niños donde fueron víctimas de acosos y maltratos de parte de un jardinero que laboraba en dicho lugar, su nombre era Fred Krueger. Bien puesto está el título para España y Latinoamérica en agregarle a su título original “El origen”, y es que a eso se dedica Bayer, a que sus personajes, al menos los héroes –que esta vez no solo es Nancy sino también su amigo Quentin –, se encarguen de buscar el origen de Freddy. Pesadilla en Elm Street de pronto se convierte en dos detectives noctámbulos que comienzan a buscar pistas del tipo que gusta asesinarlos en sus pesadillas. Hay toda una historia, nueva, de este Freddy que más parece a una idea salida del capítulo de Los Simpson cuando el jardinero Willy personaliza a Krueger. Es el jardinero asesinado por los padres que amenaza ahora a los hijos de estos con matarlos en sus pesadillas.
Samuel Bayer sin querer al tratar de seguir los momentos más emblemáticos del clásico de Craven, como es el asesinato en la habitación de una adolescente volando por los aires o el rostro de Freddy detrás de la pared, termina por cavar su propia tumba. Los efectos, irónicamente tan adelantados, terminan por mancillar esos efectos minimalistas que muy a pesar siguen siendo grandes escenas del cine de horror. Otro defecto de la película es el énfasis por querer destapar toda la historia de Freddy. Al final de la película hemos visto un “Freddy al desnudo”, sabemos tanto del ser mítico que ha dejado de ser un mito. La esencia del villano está en que se sepa menos de sus orígenes. El tener menos datos de él lo hace más misterioso, y por ende más tenebroso. Después de haber fabricado esta pesadilla, el mismo Bayer e inclusive el mismo Freddy no podrán dormir tranquilos.
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