domingo, 18 de marzo de 2012

Los amores imaginarios

Se ha dado inicio, del 15 al 30 de marzo, el ciclo "Cine en Francofonía". A continuación, iremos posteando algunas críticas de las películas que forman parte de esta muestra.

Jules y Jim (1961), de Francois Truffaut, contaba la historia de un triángulo amoroso. El relato de dos amigos enamorados de la misma mujer; la bella y deseada Catherine, esposa de Jules, aunque enamorada también de Jim, y a veces de ninguno de los dos. Truffaut transmitía los postulados de la nouvelle vague al hablar sobre el amor, un sentimiento que hurga el lado complaciente y que no recrimina. El amor –hacia alguien –como comportamiento de libertad. Jules y Jim es el relato de dos amantes que comprenden la volubilidad de la mujer que aman, como también la fidelidad indesligable de dos amigos inseparables. Los amores imaginarios (2010) es un filme que parece remontarse a este clásico del cine francés al narrar la rivalidad que surge entre dos amigos, luego de enamorarse de la misma persona.

El precoz director Xavier Dolan-Tadros realiza un filme que aspira a ser un relato que habla sobre el amor y el desencanto, sobre la amistad y la enemistad. Marie (Monia Chokri) y Francis –interpretado por el mismo director –son dos buenos amigos de Montreal que un día coincidirán en una reunión con Nick (Niels Schneider), un mozuelo que ha llegado del campo para pasar un largo tiempo en la ciudad. Es desde este primer encuentro que la pareja de amigos se verán obsesionados con la presencia de este “adonis” de cabellos dorados y sesgo apacible. Los amores imaginarios es como Jules y Jim en su versión moderna y extravagante. Dolan-Tadros promueve personajes que parecen sacados de portadas de revistas. Criaturas bellas que presumen vestuarios en moda vintage o retro, de perfiles perfectos, pieles radiantes y cabellos que cambian de estilo y forma; al menos eso sucede con Marie y Francis, los que día a día confrontan uno al otro tratando de lucirse para Nick, personaje que curiosamente siempre lleva el mismo look, vistiendo de casual, casi improvisando.

Nick es lo relativo a la belleza natural, la que no precisa de decorados para llamar la atención. El director Dolan-Tadros recrea lo que se conoce como un “objeto del deseo”, una figura en un pedestal que al paso de parecer inalcanzable es más ansiado. Los amores imaginarios se observa como la versión moderna del clásico de Truffaut al ser los dos amigos unos obsesionados, algo que no es correspondiente a la naturaleza de los amigos Jules y Jim. La película de origen canadiense hace lectura del amor en tiempos del ego y la banalidad, tiempos en que no existe el “pacto de caballeros”, reemplazada más bien por la mirada agresiva, los comentarios hirientes e incluso hasta llegar al golpe físico. Es el combate campal entre dos personas que además se sienten cortos frente a su ser amado, uno que sentimentalmente se comporta de manera silente y estratégica; capturando a su presa y manipulándola por completo. Catherine, de Jules y Jim es a la libertad, como Nick es a la opresión. Son otras dinámicas las que se manejan en esta época. Tiempo en que no existe diferencia entre el campo y la ciudad, donde la naturaleza bucólica deja florecer las peores pasiones.

Desde esta perspectiva, Los amores imaginarios es interesante porque observa el tema del amor en una faceta humanizada, una formalidad que no adiestra sino que contempla a modo de una rutina interminable, propio de la juventud y la inexperiencia. Xavier Dolan-Tadros, sin embargo, a veces hostiga al momento de intercalar testimonios de personas que van recalcando lo que la historia por sí sola deja entender. Estéticamente, la película crea un ambiente de passarela redundando los movimientos en cámara lenta, el uso de vestuarios encendidos, la corporalidad que toma forma y volumen, ejercicios que corresponden según la trama de la película. Las escenas de sexo son más bien las que desconciertan al momento de modular colores y tonalidades que lucen presuntuosas e indescifrables, algo que se puede reflejar también en el citado de los fondos musicales, unos bien ubicados, mientras que otros parecen usados por puro gusto, agrupando géneros que desde Bach hasta el hip-hop.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo muchas ganas de ver esta película, la trama se ve interesante, pero ahora que hablaste de modas y pasarelas...espero que no ocupe demasiado tiempo en eso, son cosas que detesto jajaja. Me encantó el análisis que hiciste de los enamorados, Puede ser una tan malsana esa atracción por el bello Adonis; "dónde la naturaleza bucólica deja florecer las peores pasiones", patenta esa frase enseguida...es fenomenal