El día de ayer, el Festival de Venecia premió al director surcoreano Kim Ki-Duk por su película Piedad (2012), poniéndolo por encima de la favorita The Master (2012), último filme del gran director Paul Thomas Anderson. Por obvias razones no comento sobre estas películas, pero sí aprovecho a hacer una brevísima semblanza sobre la filmografía del director asiático, uno de los cineastas más importantes en la primera década de este siglo, dueño de películas que merecen ser bien preservadas para riqueza del cine. Películas como Primavera, verano, otoño, invierno…y otra vez primavera (2003), Hierro 3 (2004) o La isla (2000) son algunos ejemplos a considerarse entre lo mejor de este director.
El cine de Kim Ki-Duk es el retrato sobre los exiliados, los que la sociedad ha expectorado o ellos mismos han decidido abandonar. Los personajes del surcoreano van desde monjes hasta prostitutas, de seres bienaventurados hasta asesinos, todos ellos presas de un hermetismo que asumen con naturalidad y que intentan contagiar a otros que más bien se resisten y a veces fracasan. Es a partir de esto que surgen los conflictos, aquellos que siempre se elevan a un plano existencial. Kim Ki-Duk habla desde un contexto social como filosófico. Es por un lado el camino a la redención humanitaria, mientras que por otro es la aspiración a la esencia, el camino al zen. En un ámbito estético, Kim Ki-Duk enmarca matices saturados, capturando además escenarios naturales que representan el espíritu salvaje y, en varias ocasiones, grotesco del ser humano.
1 comentario:
Me encanta el cine de Kim Ki-Duk. Gracias por el post. Ah, te quería comentar que estoy organizando otro evento entre blogs y me gustaría que formes parte ingresa en el link (filmfocus-la.blogspot.com.ar/p/festival-film-focus.html) y enterate de más saludos.
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