martes, 8 de noviembre de 2016

Semana del Cine: Las plantas

En Las plantas (2015) el chileno Roberto Doveris hace una remembranza a Los usurpadores de cuerpos (1956) al ceder la premisa argumental del filme de Don Siegel a un cómic que su protagonista ha comenzado a leer.    Existe algo en el universo de esa lectura que fascina a Florencia (Violeta Castillo), adolescente y amante de la cultura K-pop que poco a poco va reduciendo sus prácticas de coreografía asiática para hacerse cargo del cuidado de su hermano mayor, quien lleva tiempo padeciendo un estado vegetal. Son a partir de esos engranes que Las plantas halla una dialéctica entre lo real y la ficción. De pronto las referencias fantásticas de vegetales mutando en hombres o las de naturalezas distintas y distantes cohabitando en un mismo contexto son una suerte de códigos que interactúan con cierto sentido en la rutina de Florencia.
“¿Y si en verdad no es un estado de coma sino una planta aguardando a la noche para moverse?”; parece preguntarse la joven sobre su hermano mediante pesadillas. Por otro lado, Doveris no deja de aludir a una realidad heterogénea en donde el hombre comparte territorio con el universo digital y consumista, naturaleza tan desigual como la fantasía explorada por las películas de Serie B de la década de los 40 en donde nuevas especies se ponían en contacto con los humanos. Lo atractivo en Las plantas está en razón de cómo se va asumiendo lo cotidiano desde una mirada globalizada y hasta cierto punto sombría. Florencia transita en medio de esa realidad dispersa a medida que comienza a madurar, tanto social como sexualmente. El agregado es que su coyuntura íntima, rodeada por la muerte o la enfermedad, le ha otorgado una perspectiva tétrica. Roberto Doveris compone una atmósfera que recuerda a las películas en tiempos de Val Lewton, en donde el comportamiento humano es oscuro y se comunica a partir de un lenguaje sugerente, siendo la sexualidad retorcida uno de sus utensilios más cautivantes.

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