domingo, 4 de diciembre de 2016

4to Transcinema: Actor Martínez

El quiebre entre lo real y lo ficticio se manifiesta de principio a fin en la película de Nathan Silver y Mike Ott. ¿Qué es lo que provoca esto? La exposición de los mismos directores ante la lente. Este exhibicionismo, en tanto, asume a los autores como parte de una realidad inventada, como también que lo representado no es más que un registro alterno de lo que será el filme; un plan cinematográfico que, por cierto, irá virando en su intención inicial a medida que avance. Actor Martínez (2016) inicia con una sociedad: Arthur Martínez quiere ser el protagonista de una película que pueda ser dirigida por Silver y Ott. La idea es que la historia se base en la biografía de este técnico en computadoras, quien, además de presentarse como productor de películas, se jacta de ser un prolífico actor de filmes que, lastimosamente, no lograron éxito comercial.
Actor Martínez es una travesía improvisada de los directores por crear una trama en base a este personaje, que poco o nada tiene que contar. Tanto Silver como Ott coinciden en que es preciso hurgar, o hasta falsear, un conflicto que pudiera dar alas a este proyecto que parece no tener uno. Curiosamente, es ahí en donde germina el conflicto de la película: la búsqueda de un conflicto que va desinteresándose en la vida y personalidad de un sujeto fanfarrón y aburrido que afirma no ha llorado desde su infancia. Actor Martínez va descubriendo de esta forma el rostro avasallante, y hasta ligeramente tiránico, de sus directores que van en busca de lo elemental en toda película de aspiración comercial. En respuesta, los actores, el mismo Martínez y la que hará de su supuesta pareja, se verán engañados, presas de un proyecto que ya no les corresponde más que a los creativos. Una ligera idea de lo que pudieron experimentar actores bajo el dominio de directores como Luis Buñuel o Elia Kazan. Actor Martínez es también una tesis del proceso creativo de un filme.

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