viernes, 10 de noviembre de 2017

3 Semana del Cine de ULima: Felices juntos y Sin vagina, me marginan

Dos películas que se estiman a partir de sus imperfecciones de producción. En Felices juntos (2017), una mujer será extorsionada. La película de Carlos Fernando Merino combina el melodrama, el suspenso y encalla en un drama retorcido. A pesar de lo angustiante del asunto, los desniveles actorales convierten a este drama en una simulación de tonos hilarantes. Es a propósito de esa frecuencia que el filme se asume como una escalada hacia la farsa, en donde lo teatral, en términos de comedia, antecede a cualquier efecto dramático. La película se valora en consecuencia de esos defectos. Se aprecia también el itinerario de su argumento. Por menesterosa que pueda resultar, argumentalmente, el filme de Carlos Fernando Merino está un paso adelante de otras producciones que sí disfrutan del profesionalismo técnico y actoral.
Sin vagina, me marginan (2017) pueda ser estimada si es vista bajo los conceptos del circuito al que se quiere ver vinculada. El filme de Wesley Verástegui en un mercado estadounidense sería acuñado al cine de serie B. Solo se aproxima al cine trash dado que tampoco genera una violencia gráfica, aunque eso se compensa mediante su coloquio de humor negro, bromas en alto tono que no se lo permitirían ni si quiera al mismo comediante Melcochita en una palestra de estreno comercial. Pero en medio de la irreverencia y la creativa mordacidad de su juego de palabras se cobija una demanda. Sin vagina, me marginan tiene un lado pesaroso. Los protagonistas del filme están en un continuo enfrentamiento. Sus acciones desaforadas no son producto de su condición, sino fruto de un acondicionamiento ante las desventajas y el desprecio social que se fabrica desde el círculo familiar hasta lo público.

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