lunes, 6 de noviembre de 2017

3 Semana del Cine de ULima: Dawson City Frozen Time

No solo es la proyección de los metrajes encontrados lo que genera el efecto nostálgico en las películas de Bill Morrison, es además la composición que el director le otorga a su collage, dispuesto de un orden narrativo y un fondo musical onírico. Al igual que los directores Yervant Gianikian y Angela Ricci, otros peritos del found footage, Morrison reevalúa un nuevo significado al producto hallado. Dawson City: Frozen Time (2016) inicia con el anuncio de un rescate de una variedad de películas localizadas en una ciudad de Dawson, Canadá. Un ciudadano común ha exhumado rollos de películas en un terreno impropicio. ¿Cómo llegó a parar todo ese cargamento de celuloide a esa ciudad geográficamente aislada? Esto da pie a preguntarse sobre el origen de la misma. El estadounidense hará una regresión al pasado en complicidad con los vestigios descubiertos. Fotogramas estropeados por el tiempo reconstruirán y dramatizarán la historia de la ciudad que los cobijó por décadas.
Lo cierto es que para hablar sobre la historia de la ciudad de Dawson es preciso remontarse a una historia infame que por su lado siguió misma trascendencia. A vísperas de inaugurarse el siglo XX, el cine había llegado al continente americano y, mientras tanto, la Fiebre del Oro se extendía hasta el territorio del Yukón. Lo que hasta entonces había sido hábitat de tribus aborígenes a los meses se convirtió en lugar de recreación y perdición para los mineros. Dawson City: Frozen Time narra el recorrido de una sociedad que se fundó desde los despojos de la codicia minera. Retiradas las colonias mineras, la ciudad se fundó y fue tomando forma, no dejando de recibir noticias y recados de sus anteriores inquilinos. Sucede pues que el filme de Morrison también convierte en protagonista a los colonos estadounidenses, aquellos que siguieron gestando más infamia, mientras que una pequeña ciudad, a pesar de sus limitaciones, daba signos de progreso.
De pronto la preservación del material fílmico se convierte en metáfora o signo de lo civilizado. Mientras que EEUU gestaba fraudes deportivos y usaba como drenaje de celuloides a Dawson, esta misma impulsaba el deporte del curling a sus menos de mil habitantes y usaba sus últimas habitaciones públicas para conversar las películas que llegaban del sur. Morrison, mediante un arduo trabajo por hacer coincidir los registros ficticios encontrados con los hechos reales, va reconociendo otros modos de preservación gestados en Dawson. Edificios que perdieron a sus dueños originales siendo rescatados, algunos reconstruidos después de voraces incendios. Eran tiempos en que todo se quemaba, desde el nitrato hasta los inmuebles. Literalmente, la historia se chamuscaba y la ciudad de Dawson la recuperaba o usaba como cimiento para el beneficio de su población. Dawson City: Frozen Time es la sobrevivencia a partir de la custodia histórica.

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