domingo, 2 de junio de 2019

X Festival Al Este de Lima: La carga

El protagonista conduce un camión de carga de Kosovo a Belgrado, y a pesar que casi toda la película transcurre en la carretera, no estamos tratando con una road movie. La carga (2018) relata la historia de Vlada (Leon Lucev), un conductor que labora para la OTAN a finales de los noventa, momentos en que la guerra en los Balcanes se concentraba en la ciudad de Kosovo. Es a propósito de esa coyuntura que el director Ognjen Glavonic no pretende convertir al camionero en único centro de atención. En su lugar, este personaje parecer ser un excursionista más en una nación disuelta, lugar plagado de personas en tránsito. La ruta de camino despliega un panorama de la migración forzada. Eso responde a la atmósfera desoladora e inhóspita, espacios vacíos y una continua fiscalización. Es una película que retrata un drama amplio, a pesar que existe instantes de dramas personales, que no son más que prolongaciones de la crisis nacional.
Vlada parte de Kosovo con una interrogante y, tal vez, un presentimiento. ¿Qué está transportando? ¿Qué es ese cargamento que se le ha prohibido ver? Es posible que siempre lo supo; sin embargo, cumple con la orden ante la necesidad. A raíz de esto es que la película en un principio se pueda interpretar como un thriller. Lo cierto es que la intención del director serbio es más simple. La sola premisa de La carga se convierte en una metáfora sobre los ciudadanos que han optado por quedarse. El estancamiento y resignación de quedarse implica un peso doloroso. Claro que eso no garantiza que los que se marchan tengan un aura optimista. Un optimismo falso, sí. El conflicto no solo ha generado pérdidas físicas y materiales, sino que también ha aniquilado los ánimos, especialmente, en las generaciones adultas. Es una comunidad sobreviviente, aunque marchita, posiblemente –en base al cierre de la historia–, en espera que los jóvenes renueven los ánimos.

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